NO HAY REVOLUCIONES TEMPRANAS..... CRECEN DESDE EL PIE!

miércoles, 14 de noviembre de 2012


Palabras previas

A las enseñanzas del Gringo Tosco, al compañero Miguel Galván militante del MOCASE asesinado por el modelo sojero, por la justicia al compañero Mariano Ferreira, al legado vivo del compañero Ernesto Guevara.

S

e agudizan los cruces en el marco de la política argentina. Oportunistas de toda talla buscan hacer su maniobra para ubicarse, para vender, para mostrarse como diferentes, como solución a las necesidades del conjunto del pueblo. Todos recurren de alguna forma a retóricas progresistas. Las palabras pueblo, inclusión, derechos humanos, salud y educación publica, están en boca de casi todos los politiqueros de alfombra roja, que comienzan a desfilar de cara a las futuras elecciones del 2013 y 2015. Pero la retórica no encuentra su eco con la realidad, los estudiantes secundarios se organizan, toman colegios, instalan el debate en los medios en defensa de la educación publica, mientras los oportunistas tratan de sacar tajada, buscan esconder de alguna forma que lo que sucede en la Argentina es el canje de deuda por educación. Otro tanto reflejan los médicos de la provincia de Buenos Aires y Capital Federal que se movilizan ante la falta de insumos, y qué podriamos decir sobre las cataratas de agua en plena lluvia en el Hospital Clínicas, supuestamente destinado a la alta complejidad, dependiente del ministerio de Educación de Nación.

Oportunistas y vende humo que se llenan la boca con los derechos humanos, y es justamente en el Día del Desaparecido que se detienen a activistas populares y se los llevan a Campo de Mayo, con lo que esto significa para la memoria colectiva de nuestra clase. Derechos humanos que no están presentes en los barrios militarizados por fuerzas que se dicen diferentes, pero matan o persiguen a los pobres y mantienen los negocios como lo hicieron históricamente. Aquellas fuerzas que son pedidas a gritos ante los sectores medios urbanos paranoicos de tanta inseguridad agitada por las usinas de desinformación, y canalizada por el aparato del Estado que incentiva el reclutamiento de jóvenes a sus fuerzas represivas. En la primavera del miedo florecen policías en cada esquina, prefectos sin mar en medio de la ciudad, alarmas, electrificaciones y un batallón enorme de hombres y mujeres pertenecientes a los ejércitos privados de las compañías de seguridad. Compañías repletas de ex políticas y miembros del ejército acusados de haber formado parte de la historia negra de nuestra Argentina. En el verano del miedo crecen los negocios inmobiliarios, se levantan countries y rascacielos que recuerdan aquellos feudos en el que las murallas protegían del enemigo invasor. Ciudades cerradas, barrios cerrados, rascacielos que no se habitan, que están lejos de ser proyectos que cubran la necesidad habitacional existente, que definen portación de cara y que la pertenencia de clase marca cual es tu lugar en esos “paraísos” capitalistas.

Con discursos que comienzan con “los trabajadores” Moyano viene haciendo de las suyas, se indigna con la reforma de la ART, se pelea antes las cámaras, pero no ha dicho nada en los últimos años sobre las condiciones laborales que generan mas de 900 mil casos convalecencias laborales por año. Tampoco pareció recordar, en aquellas épocas doradas donde apoyaba al modelo de la “inclusión social” kirchnerista,  que garantiza el crecimiento a costa del trabajo precario, el trabajo ilegal, de los talleres clandestinos, de las patotas sindicales que acallan cualquier voz disidente. ¿Acaso le interesan los trabajadores o el negocio de los juicios de carroña ante los daños laborales? Oportunistas, traidores, que se disfrazan de combativos para ubicarse en el desfile de la politiquería burguesa, que ante el alejamiento del gobierno se cobijan en las garras de Clarín, defienden las movilizaciones de la FFAA y dan crédito a los cacerolazos de teflón motorizados por la pequeña, y no tan pequeña, burguesía urbana. Indignación es lo que genera este sector que sale a la calle cada vez que le tocan el bolsillo, que se indignan ante los controles de los dólares, que fugan las ganancias que obtienen explotando a nuestra clase a paraísos fiscales, en viajes lujosos o en campos de muerte de soja. Bronca genera cuando se creen los representantes legítimos del pueblo, ¿qué pueblo?, pues si ellos son pueblo nosotros somos definitivamente otra cosa.

Asco genera el verso de la transformación por etapas, de que hay que ser pacientes, no ser idealistas, de que nos estamos desarrollando, de la mano de Monsanto, la Barrick o la industria automotriz. La lógica de la herencia, que se hace lo que se puede, que en la política todo vale, y que no queda otra que darse una política con los punteros de los barrios, los barones del conurbano o los feudos provinciales es lo que se repite en la política sin razón. Basta del chamuyo anti monopólico cuando se entrega la economía a unas pocas empresas, cuando Carrefour define los precios y se lo galardona entregándole la saqueada línea Eki, cuando se burla a la gente diciendo que se puede vivir con 6 pesos, que el salario mínimo es el mejor de Latinoamérica y tenemos que aplaudir, claro que podemos hacerlo, si tenemos las manos vacías que nos lo permiten.

Estos son nuestros “representantes”; dejá, mejor formemos otros. Mejor seguimos intentado buscar salidas propias, organización desde abajo, mecanismos democráticos y representativos de la clase. ¿Que es más difícil? Seguro, pero sólo la organización de los trabajadores, con independencia de clase, con objetivos concretos, reales, con un plan estratégico hacia la toma del poder, sin sectarismos ni oportunismos de vidriera, nos permitirá dejar atrás esta lacra, abandonar el mal menor, despojarnos de tanto reformismo, y construir una sociedad nueva.

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