El conflicto
educativo que estalló en Chile a mediados de junio es una nueva muestra del
despertar de los hermanos trasandinos contra la explotación neoliberal que les
fue impuesta desde 1973 hasta la actualidad. Un pueblo que, golpeadas sus
organizaciones y referentes políticos y sociales por la dictadura pinochetista,
recién ahora logra articularse –paulatinamente y ante situaciones coyunturales -
para empezar a enfrentar las consecuencias de un sistema que sólo le ofrece
exclusión y peores condiciones de vida.
1 - La herencia.
Justo cuando
se producía el cambio de mandato con el fin del período de Michelle Bachelet,
símbolo de la falta de voluntad en la Concertación por avanzar a medidas
progresistas –ni hablar de ‘revolucionarias’- , a la “derecha eficiente y
democrática”, al estilo macrista, declamada por Sebastián Piñera, Chile se vio
afectado por un fuerte terremoto. Catástrofe natural bastante frecuente, pero
que no por eso dejó sin evidenciar graves errores y negligencias en la
aplicación de planes de todo tipo: preventivos (construcción masiva de viviendas
antisísmicas), de emergencia (por ejemplo la provisión de alimentos, agua
potable y medicinas a las poblaciones afectadas; como así también la negligencia
de la Armada, que por no avisar a tiempo del tsunami provocó casi un centenar de
víctimas evitables en la isla Robinson Crusoe), ni del restablecimiento de las
condiciones normales (persecución a los saqueadores sin resolución de sus
necesidades concretas, poca prisa en la reconstrucción de viviendas, etc.). De
todos modos, a Piñera el sismo no le afectó, sino más bien le dio un hándicap
inesperado que le permitió, ya desde el discurso inaugural, justificar “las
dificultades que habría que superar” durante años de reconstrucción.
Hace ya más de
un año, lo que en principio fue un accidente por malas condiciones laborales (el
encierro de los 33 mineros en las profundidades, cerca de Copiapó, en el Norte
chileno) terminó siendo un gran éxito político del gobierno derechista, cuando
en un verdadero circo mediático el presidente en persona logró que rescaten en
buen estado de salud a los trabajadores. Todo quedaba acotado a “un mal
empresario que no cumple con las normas de seguridad” –de más está decir, no se
discutió cómo y a favor de qué intereses operan las mineras, ni qué rol juega el
gobierno en la actividad- y a un espectacular ascenso en la popularidad del
presidente (que empezaba a caer por la falta de respuestas a los damnificados
del terremoto) y de su ‘superministro’ de minería. El 2010 se cerraba de un modo
inmejorable para Piñera y los impulsores de su proyecto.
2- Combustible para apagar el
descontento.
Fue en el
extremo Sur, en la región XII y su capital Punta Arenas, donde se esfumó muy
pronto el estrellato del ‘superministro’ de minería. El detonante fue un
importantísimo incremento de las tarifas del gas natural, que además de
extraerse en esa misma región es insustituible para mantener calefaccionados los
ambientes. Aumentar el gas en esas latitudes significó arruinar el nivel de
vida. Por eso la gente inició una pueblada que terminó con represión de
carabineros y varios muertos. El conflicto se calmó cuando el gobierno aceptó
reducir los aumentos en enorme medida, transformándolos en poco más que
simbólicos. Pero su carta fuerte (el ‘superministro’) había quedado bastante
desgastada, y las encuestas –esa especie de marcapasos de los sistemas
democrático-burgueses- volvían a bajarle el pulgar.
3 - La Gran apuesta del pueblo
chileno
Los últimos
meses en Chile han llamado la atención del mundo entero, y es que hace ya mas de
seis meses que lo que empezó como una manifestación estudiantil, se tornó en un
gran movimiento del pueblo que esta poniendo sobre las cuerdas no solo al
gobierno de Piñera, sino que lo que en verdad esta cuestionando es el rol del
Estado y su función en cuanto a la educación.
La dictadura
de Pinochet no solo se encargo de derrotar al socialismo en chile y a los
sectores más organizados. Como en la Argentina, el combate a la guerrilla, fue
solo una de las excusas para implantar un modelo económico latinoamericano más
dependiente aún de los intereses nortemericanos. Con lazos más estrechos entre
los gobiernos y con un alineamiento tal, que solo recién, hoy en día, y después
de largos años de neoliberalismo y entrega, queremos pensarlo al menos
diferente.
En cuanto a la
educación, el gobierno de Pinochet se ocupó de reformar el sistema abriendo el
paso a la privatización de la educación. El derecho a una educación digna, de
calidad, y garantizada por el Estado, se volvió poco a poco un servicio mas, al
que accede el que puede y en donde los resultados se miden siempre con la vara
del bolsillo. De la misma forma en que contratamos el gas, la luz o el teléfono,
siempre acorde a nuestro bolsillo y sacando cuentas a fin de mes.
En una
sociedad de las más desiguales de Indo America, donde la brecha entre ricos y
pobres no ha dejado de crecer, era de esperar que el sistema educativo tan
restrictivo y tan endeudante, comience a ser cuestionado cuando los vaivenes de
la economía hicieran replantearse a muchas familias la inversión que significa
mandar sus hijos a la escuela,
Habría que
recordar que ya en tiempos de Bachelet la rebelión de los pingüinos, grandes
movilizaciones estudiantiles por una educación mejor, ya había advertido de la
situación educativa en chile. En ese tiempo las jornadas de lucha se sostuvieron
durante un año, con más de 100 escuelas tomadas por la comunidad educativa,
durante meses.
La respuesta
del gobierno fue insuficiente para el sector, y una vez con Piñera en el poder
los chilenos entendieron que no había otra forma de torcer el rumbo de la
educación más que saliendo a las calles convocando a toda la sociedad a
involucrarse en el debate. Y fue lo que
ocurrió. A las movilizaciones estudiantiles, fueron plegándose sectores de
trabajadores que apoyaron con el paro y el reclamo masivo.
Las
declaraciones del gobierno han puesto de manifiesto su ignorancia y su falta de
interés en la demanda del pueblo, y así encontramos a Piñera en la cumbre del
G20 minimizando las movilizaciones que tenían al país parado, el
presidente-empresario por el contrario siguió con su discurso exitista
intentando tapar con cifras absurdas el estallido por el que el mundo entero se
estaba preguntando.
Más de una vez
las negociaciones entre los estudiantes y el gobierno fueron trabadas, es que
Piñera dejo en claro que no serian ellos quienes otorgaran al pueblo el derecho
a estudiar sin pagar en forma privada. Estas idas y vueltas han llevado a los
manifestantes a radicalizarse cada vez más en su accionar, y a redoblar la
apuesta mientras el gobierno, con sus medios de difusión apuestan al desgaste de
los movilizados.
4- La unidad en la acción de los
estudiantes.
Ejemplo de
esto puede servir las elecciones de la Federación de Estudiantes de la
Universidad de Chile (FECH) a principios de diciembre. Vale decir que la FECH
fue una de las columnas más importantes de este proceso social y político
articulado este año. El resultado de las elecciones universitarias dió por
ganador a Gabriel Boric un egresado de Derecho, anarquista, que se enfrento en
las urnas a Camila Vallejo (PC), cara visible de los estudiantes en lucha. (ver Aparte)
La
interpretación de los medios oficialistas y de la derecha en general, fue la de
una derrota del movimiento estudiantil ya que desplazaba a la referente más
conocida durante el conflicto. Pero lo que no dice el gobierno, es que estas
elecciones fueron las más concurridas en la historia universitaria chilena desde
sus inicios hace 180 años, tampoco dicen que si bien la presidencia de la
federación cambia de manos, las organizaciones que la integran están unidas y
coordinando las futuras acciones.
Hace 80 años
que los anarquistas no conducen la federación, y en todo caso el cambio expresa
la radicalidad de los estudiantes, la decisión de transformar el sistema
educativo y “viene a consolidar el futuro
que tendrán las demandas de los estudiantes para recuperar la educación publica
e impedir el paso arrollador del mercado en ese sector, situación que va mas
allá de rostros e individualidades.”[1]
5- El futuro en manos
del pueblo.
Creemos que la
decisión del pueblo chileno está tomada. Piñera no otorgara mayores beneficios
para la educación, pero no le será fácil avanzar contra el pueblo que
rápidamente ha entendido que no se mejoran nuestras vidas llorando un terremoto,
o televisando el espectacular rescate de los mineros, sino que la única forma de
avanzar es discutiendo, organizando, decidiendo y exigiendo al gobierno lo que
el pueblo quiere y necesita.
El saldo
positivo es el despertar de un pueblo que desde hacía varias décadas había
preferido aceptar las injusticias por temor a las represalias militares, siempre
defensoras de los grandes empresarios y terratenientes. Será tal o cual gobierno
el que democratice la educación, cambie las leyes que garanticen el acceso y la
calidad educativa, será mas o menos de izquierda, o mas o menos de derecha, pero
esa victoria, ese triunfo será festejado y reconocido como la victoria de un
pueblo que construye su futuro.
[1]
Pagina12, jueves 8 de
diciembre 2011, El traspié de camila Vallejo, por Christian Palma desde
Santiago,