NO HAY REVOLUCIONES TEMPRANAS..... CRECEN DESDE EL PIE!

viernes, 25 de marzo de 2011


HOMENAJE AL CHE

 

Arribaron a la playa en un barco 80 hombres,

Con esperanza de cobre y sus ojos de metralla.

Los esperaba el canalla, 12 tan solo quedaron,

En la sierra se internaron y dieron su grito al viento

Y en ese mismo momento los pueblos se despertaron

Y allá en la sierra pelearon junto con los campesinos,

También peleó un argentino como si fuera cubano

Che Guevara era el hermano, Che Guevara el guerrillero

Él siempre era el primero guiando a su caravana,

Entraron un día a la Habana, un 1ero de enero.

Cuando empezó la guerrilla apenas sabía un poco,

Era el argentino loco, amasado con arcilla

Mas el entra a las villas con el uniforme a cuestas,

Con el fusil en la diestra gritando siempre adelante

Y lo hicieron comandante allá por Sierra Maestra….

arte


Graffitis: arte, expresión y libertad.

Un medio de expresión de lucha de casi dos siglos en nuestra tierra, que hoy es muy utilizado y muchas veces se lo intenta de vaciar de contenido.

Un nuevo numero nos vuelve a encontrar, un nuevo arte intentaremos mostrar.

Protagonistas de las voces vivas sobre piedras, ladrillos y más de una vez grandes decoradores de callejones, asfaltos y hasta encima de monumentos; el graffiti es parte de nuestra expresión popular.

Colores, formas, matices, diferentes tipografías, frases, consignas, imágenes y un escenario que no se alquila, no se contrata, no se negocia.

Portador en una gran mayoría del descontento sobre diferencias y luchas sociales, el graffiti llega a nuestro país a mediados del SXIX, como forma de protesta por aquellos grupos extranjeros que sufrían la dominación. Entre 1880 y 1890, no era extraño encontrar en las paredes porteñas este símbolo de agitación con consignas anarquistas, socialistas y comunistas arrastradas por los inmigrantes politizados que venían de Europa.

Con el crecimiento de ésta voz de protesta, es José María Ramos Mejía, quien le adjudica el nombre de “prensa gratuita”. Sus reiterados actos pasaron a ser legítimos dentro del país, demostrando su gran creciente principalmente en la ciudad de Buenos Aires a principios del SXX.

Es entonces, en estos mismos años, que el graffiti comparte su escenario con el conocido “filete porteño”, técnica traída por artistas italianos, que sólo expresaba refranes anónimos y cortos.

Con el paso de los años y los gobiernos, el pueblo consolida su manifestación en los hechos que acontecían, y mediante varias investigaciones entra la posibilidad de que la masacre a los obreros en Plaza Lorea el 1º de mayo de 1909, la de huelguistas de los talleres Vasena en enero de 1919, durante la “Semana Trágica”, o las ejecuciones de trabajadores rurales en la Patagonia a cargo de tropas del ejército en 1921 y 1922, hayan tenido su condena desde los muros de nuestra ciudad, como en efecto lo tuvieron desde la prensa partidaria.

El graffiti comienza entonces, a volverse una expresión de carácter político-ideológico, y tomado desde las autoridades como actos de vandalismo razón por la que, sin dudas, pasa a la clandestinidad.

La noche cómplice, la luna guía mientras el sol espía. Tarros llenos de barro y brochas eran las herramientas testigos de nuestra manifestación, para que un amanecer traiga nuevamente la voz de nuestro pueblo. Claro está, que para los ojos de la policía era un acto subversivo.

Ya en los años 30 y 40, con el surgimiento del mimeógrafo aparece el panfleto, “supuesto” estabilizador del nivel de consigna en los muros pensando que además sería quien desplace al graffiti. Pero esta gran evolución de la época no pudo reemplazar lo que la tiza y el carbón daban a nuestra viva expresión.

Lo que sí fue evolucionando dentro de esta expresión, fueron sus elementos ya que por los años 50 se utilizaba brea y alquitrán diluidos en querosén o gas oil, blanqueando anteriormente con cal la superficie  a pintar, como actualmente lo hacemos muchas de las veces, para poder resaltar aun mejor el texto y por supuesto, haciéndolas en el menor tiempo posible para que ningún botón dorado logre vernos.

Tanto la llamada “década infame” (1930-40) como la época posterior al derrocamiento del gobierno constitucional peronista, cuando se proscribió esa identidad política (1955-1973), fueron dos escenarios en los que la expresión de las demandas sociales avanzó sobre las paredes. En éste último período hubo breves paréntesis democráticos que favorecieron cierta legalización condicionada a esta actividad, pero las prohibiciones sucesivas y la creciente represión a las protestas populares mediante declaraciones de estado de sitio o aplicación de la ley marcial sólo consiguieron radicalizar las consignas y transformar a la “pintada” en una tarea fundamental de la militancia política.

El aerosol aparece en el año ´69 siendo un gran agilizador de la tarea. Las consignas expresadas dejaron de tener un tinte anónimo, cuando se escribía parte de los cantos populares de las manifestaciones pertenecientes a diferentes organizaciones.

Su nivel de seguridad para poder realizarlos, fue aún más riguroso durante la dictadura. Con la llegada del sistema democrático en 1983, el graffiti se encaminaba por consignas directamente relacionada con los derechos humanos y el reclamo de la liberación de los detenidos-desaparecidos.

También se los utilizaba para marcar territorio de algún grupo de la ciudad como modo de recuperar el espacio urbano, luego del paso de la dictadura. Así como también seguidores de grupos musicales dejaban frases alegóricas o filosóficas firmando con el nombre de su grupo.

En los años siguientes el graffiti siguió expresando los descontentos del pueblo hacia el Estado, y aún más hacia un Estado privatizador. En los 90 y catalogado como el arte hip-hop, las pintadas tenían mayor color, tags, y tipografía estilizada sobre las paredes de la ciudad.

Resaltando que luego del 2001, el país con más énfasis salió nuevamente a darle mayor expresión a sus consignas.

Acompañando al graffiti, el esténcil es la técnica que logra en menor tiempo dejar plasmada la cara de algún referente. ¿Quien acaso no ha visto la cara del Che en alguna pared, hasta pasadas las fronteras?

En la actualidad hay grupos especializados en realizar muchísimos murales a la luz del día, y hasta surgen cursos y talleres en donde se dicta esta técnica y luego salen a colorear alguna pared de la ciudad.

El rojo y negro sigue siendo nuestro color por excelencia, la cal, el ferrite la brocha y algún viejo pincel, son nuestras herramientas. Las marcas que todavía tenemos nos hacen seguir siendo amigos de la noche muchas de las veces, y el calor del sol muchas otras nos hace de seguridad. Tenemos mucho para decir, tenemos mucho para expresar y transmitir. No tenemos formación artística, no somos muralistas ni pintores, somos parte del pueblo que tiene la misma fuerza y más que aquel del SXIX.

Seguiremos entonces, porque construimos nuestra historia, porque la calle es el patio de nuestra casa, porque hay compañeros que se quedaron sin voz y porque seguimos creyendo que el cambio es posible.

-¿Está linda ésta pared no, cuando venimos?... ¡Hasta el próximo número!

Rodolfo Walsh “el periodismo o es libre, o es una farsa”

 

Decidimos publicar una nota biográfica del compañero que, mas allá de las diferencias políticas, hizo del periodismo un arte de liberación. Hoy que tanto se habla sobre la influencia de los medios en la subjetividad de nuestra clase, repasar el accionar de compañeros como Walsh nos parece indispensable para refrescar lo oportuno, corregir los errores y avanzar en la batalla ideológica contra el capital.

 

1.             La infancia.

Dora Gil y Eduardo Walsh se miraron, trataron de buscar una solución honrosa, una salida viable para sus tres críos. En Lamarque, Río Negro, la crisis económica los apremiaba. Finalmente, decidieron “repartir” a sus hijos: dos fueron con sus abuelos y uno, Rodolfo, al Instituto Fahy, en Capilla del Señor. Allí, en ese colegio irlandés para huérfanos y pobres, el muchacho estuvo un tiempo hasta que lo trasladaron a una sede de la institución en Moreno, Buenos Aires. Ese escenario que asimilaba a través de sus grandes anteojos le sirvió para escribir algunos de sus cuentos. Es que el lugar era como un gigantesco monasterio, con sótano, y celadores estrictos. Tal vez desde esa miserable niñez ya soñaba con su Pulitzer, que de todos modos, nunca llegó.

De joven, la miseria le siguió los pasos. Cursaba el profesorado de Letras en la Facultad de Humanidades de La Plata sin un cobre en el bolsillo pero con las pretensiones calientes. En esa escasez, cada tanto acompañaba a su novia a la casa y fingían que se despedían ante la mirada de los padres. Pero lo que en realidad sucedía era que Elina pasaba por la cocina, armaba un sándwich, subía a la planta alta de la casa y desde su cuarto, envuelta y atada, la cena de Rodolfo, llegaba a sus manos ateridas que esperaban expectantes en la vereda.

2.            Su apoyo a la Revolución Libertadora.

De a poco irá dando sus pasos en la política local. Participó en la Alianza Libertadora Nacionalista, y claro que apoyó el golpe de septiembre del ´55. Incluso escribió un artículo bastante pomposo, en homenaje a tres hombres de la aviación naval caídos en combate. “Cuando se escriba la historia de la revolución de setiembre, la base aeronaval Comandante Espora ocupará un lugar destacado. Se comprobará entonces que el papel de la aviación naval en el sur de la provincia de Buenos Aires fue tan decisivo como la acción del ejército y la aeronáutica en Córdoba y Mendoza, o la presencia de la flota en el Río de la Plata”, escribió. Sin embargo y a pesar de la carga heroica que reposa en estos pilotos de la revolución, la nota fue vetada por la Marina.

3.             La vuelta de página.

 “Sobre los cuerpos tendidos en el basural, a la luz de los faroles donde hierve el humo acre de pólvora, flotan algunos gemidos. Un nuevo crepitar de balazos parece concluir con ellos. Peor de pronto Livraga, que sigue inmóvil e inadvertido en el lugar en que cayó, escucha la voz desgarradora de su amigo Rodríguez, que dice:

-¡Mátenme! ¡No me dejen así! ¡Mátenme! Y ahora sí, tienen piedad de él y lo ultiman”

Los episodios de José León Suárez cambiaron radicalmente su postura sobre tal revolución. Era allá por el ´56, entre cafés varios y juegos de ajedrez, cuando la historia le cae de sorpresa. “El fusilado que vive”, cambió la vida de Rodolfo Walsh y la de toda su familia. En esa época su casa era una escuela para niños con problemas de vista, su esposa era la directora de la institución, por lo que le permitieron vivir en las habitaciones del primer piso. El lugar era una estructura típica de fines del siglo XIX, un caserón amplío, luminoso y frío. En aquellos años posteriores a Operación Masacre comenzó la persecución. Todavía reinaba la Libertadora. Es así que anduvo de aquí para allá, viviendo de prestado en casa de amigos por Merlo y Tigre. Para esta altura, ya se había separado de su mujer.

En esta forma de trabajar Walsh encontró la práctica de un periodismo testimonial, de denuncia. “Cuando escribí esta historia, yo tenía treinta años. Hacía diez que estaba en el periodismo. De golpe me pareció comprender que todo lo que había hecho antes no tenía nada que ver con una cierta idea del periodismo que me había ido forjando, y que esto sí –esa búsqueda a todo riesgo, ese testimonio de lo más escondido y doloroso-, tenía que ver, encajaba en esa idea”, reflexionó. Y parado desde esa conclusión, se lanzó tras otra historia oculta de la Fusiladora, la del caso Satanowsky. Sin embargo, el resultado fue el mismo: “los muertos, bien muertos; y los asesinos, probados, pero sueltos”. Claro que las persecuciones y amenazas estuvieron presentes, pero las convicciones de Walsh no conocían la capitulación, él sostenía que “el periodismo o es libre, o es una farsa”. La dictadura gorila iba llegando a su fin.

4.             “El sistema no encarcela a sus hombres: los premia. No encarcela a sus verdugos: los mantiene. Y Augusto Vandor es un hombre del sistema”.

Más curtido, más enojado y sobre todo escéptico ante esa imagen de justicia que se vende siempre, encaró el famoso tiroteo en la confitería Real de Avellaneda. Estaba en su casa, con su compañera de entonces, Lilia Ferreira, cuando se enteran de la noticia: Rosendo García había muerto. Ante la revelación del croquis que ve en el diario, recrea el acto en su departamento con Lilia en el piso y un hilo que él sostenía parado en el supuesto ángulo de tiro.

Siguió la línea que sus instintos le marcaban y dio cuenta de la infección que comenzaba a comer al sindicalismo. Su libro ¿Quién mato a Rosendo?, desentraña el manejo de los jerarcas sindicales, el entreguismo y la forma en que se “deshacían” de los obreros combativos y potenciales opositores. Así, una vez más queda a las claras, que las actuales “patotas sindicales” no son para nada novedosas ni originales. Los métodos se heredan en todos los campos.

5.            Sus primeros pasos en la militancia política.

"Todos los poderosos se van a unir contra nosotros. Es posible que intenten la formación de otro cuerpo. Es posible que vayan a los ministerios para decir que este Congreso es nulo. Tal vez no tengamos edificio, tal vez no tengamos personería, tal vez no tengamos esta poca libertad con que lo estamos desafiando todo… Pero este Secretariado y este Consejo Directivo, a la luz o en la clandestinidad, son las únicas y legítimas autoridades de la CGT, hasta que podamos reconquistar la libertad y la justicia social y que le sea devuelto al pueblo el ejercicio del poder"

Lo citado anteriormente es el prólogo de la CGT de los argentinos. Allí se siente claramente la decisión y la firmeza de sus ideas. Para principios de los ´60 estaban en formación incipientes organizaciones guerrilleras, aunque el periodista todavía no había decidido la vía armada. Tal vez fueron sus hijas, Victoria y Patricia, que de manera burlona le dijeron que “se dejará de joder con la literatura”, y hayan hecho cambiar de parecer a su padre. Ambas ya militaban.

Comenzó en las FAP (Fuerzas Armadas Peronistas) y luego  ingresó a Montoneros en los ’70 como jefe de inteligencia. Desde su cargo planificó diversas acciones militares pero desde 1974 cuestionaba muchas de las decisiones de la conducción nacional de Montoneros, aunque permanecía en la organización que él avizoraba que se hundía irremediablemente. Escribió un documento en donde detalla las falencias de la organización: “Nuestras formas organizativas deben ser la organización o el Partido Montonero -que incluye a todo lo que genéricamente llamamos fuerza propia- y el Movimiento Peronista. Eso es lo que existe y a partir de ahí debemos construir. De otro modo invertimos enormes esfuerzos poniendo todo el Partido a la tarea de inventar el Movimiento Montonero, que no tendrá existencia real”. Además crítica el accionar y la falta de autocrítica por parte de la conducción nacional, sigue escribiendo: “Decidimos el fracaso total de los planes del enemigo y seguimos subestimándolo. Esto es muy grave y pensamos que en el fondo obedece a la incomprensión sobre nuestra propia historia”.

6.            Cadena Informativa, ANCLA y el golpe del ´76.

“CADENA INFORMATIVA es uno de los instrumentos que está creando el pueblo argentino para romper el bloqueo de la información. CADENA INFORMATIVA PUEDE SER USTED MISMO, un instrumento para que usted se libere del terror y libere a otros del terror. Reproduzca esta información, hágala circular por los medios a su alcance: a mano, a máquina, a mimeógrafo. Mande copias a sus amigos: nueve de cada diez las estarán esperando. Millones quieren  ser informados. El Terror se basa en la incomunicación. Vuelva a sentir la satisfacción moral de un acto de libertad. DERROTE AL TERROR. HAGA CIRCULAR ESTA INFORMACIÓN”

Tanto Cadena Informativa y la Agencia de Noticias Clandestina (ANCLA), representan una interesante experiencia de difusión popular. Se desarrollaron en una dictadura qué sólo podía darse legitimidad con la más extrema violencia y con una férrea censura a la prensa. Esto último fue uno de los primeros objetivos a concretar por la Junta Militar.

El 24 de marzo de 1976 el bando número 19 de la Junta anunció que se recluiría por diez años “al que por cualquier medio difundiere, divulgare o propagare noticias, comunicados o imágenes con el propósito de perturbar, perjudicar o desprestigiar la actividad de las Fuerzas Armadas, de seguridad o policiales”. También se dictaron decretos específicos para sacar de circulación a la prensa política. Así desaparecieron: Nuevo Hombre, Nuestra Palabra, Tribuna Popular, La Yesca, Posición Nacional e Información.

Las radios y estaciones de televisión en manos del Estado no presentaban más problema que elegir un interventor que estuviera de acuerdo con la política reinante. Por lo tanto, el único camino que le quedó a Rodolfo Walsh para tratar de crear una resistencia popular fue la clandestinidad, con medios simples pero efectivos.

A tres meses del golpe, reunió a un grupo de periodistas y armó una extensa red de informantes. Varios lo pagaron con su vida: Eduardo Suárez, Luis Guagnini entre los periodistas, el conscripto de la Escuela de Mecánica de la Armada Sergio Tarnopolsky (asistente del teniente de navío, Jorge Acosta, y testigo de múltiples torturas). Con él desaparecieron sus padres, su hermana de 16 años y su esposa. La misma suerte corrió Mario Galli, un ex guardiamarina que había participado en 1972 en el alzamiento de la ESMA en apoyo al regreso de Perón. Su madre y esposa embarazada también desaparecieron.

Una vez que la red estaba asegurada creó ANCLA. Basada en una estructura artesanal y alimentada por la información popular, sus cables se enviaban por correo a las redacciones, a los corresponsales y a publicaciones internacionales. En ellos había desde testimonios de sobrevivientes a entrevistas con obreros que relataban la situación dentro de las fábricas. Además de informes con los procedimientos de las fuerzas especiales de seguridad, el sistema de defensa de la ESMA y el aumento de sueldo a los militares.

En paralelo con ANCLA también creó Cadena Informativa que presentaba algunas diferencias con la primera:

     La escribía Walsh y no sus colaboradores.

     Constaba de breves textos, de una o dos carillas fáciles de reproducir.

     Se enviaba a personas de distintas actividades.

     Aparecía una o dos veces por mes.

     Mayormente era entregado en mano.

   En una habitación prestada en algún lugar, que todavía era seguro, un periodista apurado por las circunstancias tan adversas, dolido por las muertes de su hija Victoria y su amigo Paco, lee los cables que le llegan clandestinamente y trata de organizarlos para no faltar a la verdad. De manera pulcra y artesanal redacta los partes de ANCLA. También escribe cartas. Él tiene que contar lo que pasa, quiere vencer al terror frente sus narices. Se seca el sudor de la frente y sigue su labor. Durante sus últimos tres meses de vida no descansó para nada. Entre sus últimos escritos es imposible soslayar su ya histórica Carta Abierta de un escritor a la Junta Militar, la que comienza de esta manera: “La censura de prensa, la persecución a intelectuales, el allanamiento de mi casa en el Tigre, el asesinato de amigos queridos y la pérdida de una hija que murió combatiéndolos, son algunos de los hechos que me obligan a esta forma de expresión clandestina después de haber opinado libremente como escritor y periodista durante casi treinta años.

   El primer aniversario de esta Junta Militar ha motivado un balance de la acción de gobierno en documentos y discursos oficiales, donde lo que ustedes llaman aciertos son errores, los que reconocen como errores son crímenes y lo que omiten son calamidades”.

   Este documento cuenta detalladamente las atrocidades que se cometían contra el pueblo argentino. También demuestra que además de acabar con la “subversión” las FF.AA venían a imponer un modelo económico, cuando escribe por ejemplo: “En la política económica de ese gobierno debe buscarse no sólo la explicación de sus crímenes sino una atrocidad mayor que castiga a millones de seres humanos con la miseria planificada. En un año han reducido ustedes el salario real de los trabajadores al 40%, disminuido su participación en el ingreso nacional al 30%, elevado de 6 a 18 horas la jornada de labor que necesita un obrero para pagar la canasta familiar, resucitando así formas de trabajo forzado que no persisten ni en los últimos reductos coloniales.

   Congelando salarios a culatazos mientras los precios suben en las puntas de las bayonetas, aboliendo toda forma de reclamación colectiva, prohibiendo asambleas y comisiones internas, alargando horarios, elevando la desocupación al récord del 9% 12 prometiendo aumentarla con 300.000 nuevos despidos, han retrotraído las relaciones de producción a los comienzos de la era industrial, y cuando los trabajadores han querido protestar los han calificados de subversivos, secuestrando cuerpos enteros de delegados que en algunos casos aparecieron muertos, y en otros no aparecieron”.

  1. El paso a la eternidad.

   El viernes 25 de marzo de 1977 Rodolfo Walsh esperaba comer un asado en su flamante casa de San Vicente, y a pesar de tanto horror dictatorial celebrar el nuevo hogar y sobre todo, el nacimiento de su nieto. Su compañera, hija, nieto y yerno se sorprendieron al estar llegando y no ver el humo del almuerzo, ya que eran alrededor de las once de la mañana, por el contrario encontraron una casa bombardeada. Unos momentos antes en el cruce de las avenidas San Juan y Entre Ríos, Walsh daba su última batalla contra la dictadura, ya no con una máquina de escribir sino con un viejo 22 en una mano y en la otra su maletín con varios ejemplares de la Carta Abierta. Parapetado detrás de un árbol recibió las ráfagas de metralla y cayó. Sobre esos cobardes verdugos poco se sabe pero de Rodolfo Walsh se sabe y mucho.

“…y cuando las ráfagas que sonaban en la tarde abrieron una llaga incurable en la memoria, el pueblo aprendió que estaba solo y que debía pelear por sí mismo, y después que las figuras se perdieron en los límites del parque, el pueblo aprendió que estaba solo y que debía pelear por sí mismo y que de su propia entraña sacaría los medios, el silencio, la astucia y la fuerza, mientras un último golpe lanzaba al querido Walsh del otro lado de la cerca donde permaneció insensible y un héroe en la mitad del camino…”(versión alterada del cuento “Un oscuro día de justicia”, 1967, Rodolfo Walsh)

Rodolfo Walsh “el periodismo o es libre, o es una farsa”

 

Decidimos publicar una nota biográfica del compañero que, mas allá de las diferencias políticas, hizo del periodismo un arte de liberación. Hoy que tanto se habla sobre la influencia de los medios en la subjetividad de nuestra clase, repasar el accionar de compañeros como Walsh nos parece indispensable para refrescar lo oportuno, corregir los errores y avanzar en la batalla ideológica contra el capital.

 

1.             La infancia.

Dora Gil y Eduardo Walsh se miraron, trataron de buscar una solución honrosa, una salida viable para sus tres críos. En Lamarque, Río Negro, la crisis económica los apremiaba. Finalmente, decidieron “repartir” a sus hijos: dos fueron con sus abuelos y uno, Rodolfo, al Instituto Fahy, en Capilla del Señor. Allí, en ese colegio irlandés para huérfanos y pobres, el muchacho estuvo un tiempo hasta que lo trasladaron a una sede de la institución en Moreno, Buenos Aires. Ese escenario que asimilaba a través de sus grandes anteojos le sirvió para escribir algunos de sus cuentos. Es que el lugar era como un gigantesco monasterio, con sótano, y celadores estrictos. Tal vez desde esa miserable niñez ya soñaba con su Pulitzer, que de todos modos, nunca llegó.

De joven, la miseria le siguió los pasos. Cursaba el profesorado de Letras en la Facultad de Humanidades de La Plata sin un cobre en el bolsillo pero con las pretensiones calientes. En esa escasez, cada tanto acompañaba a su novia a la casa y fingían que se despedían ante la mirada de los padres. Pero lo que en realidad sucedía era que Elina pasaba por la cocina, armaba un sándwich, subía a la planta alta de la casa y desde su cuarto, envuelta y atada, la cena de Rodolfo, llegaba a sus manos ateridas que esperaban expectantes en la vereda.

2.            Su apoyo a la Revolución Libertadora.

De a poco irá dando sus pasos en la política local. Participó en la Alianza Libertadora Nacionalista, y claro que apoyó el golpe de septiembre del ´55. Incluso escribió un artículo bastante pomposo, en homenaje a tres hombres de la aviación naval caídos en combate. “Cuando se escriba la historia de la revolución de setiembre, la base aeronaval Comandante Espora ocupará un lugar destacado. Se comprobará entonces que el papel de la aviación naval en el sur de la provincia de Buenos Aires fue tan decisivo como la acción del ejército y la aeronáutica en Córdoba y Mendoza, o la presencia de la flota en el Río de la Plata”, escribió. Sin embargo y a pesar de la carga heroica que reposa en estos pilotos de la revolución, la nota fue vetada por la Marina.

3.             La vuelta de página.

 “Sobre los cuerpos tendidos en el basural, a la luz de los faroles donde hierve el humo acre de pólvora, flotan algunos gemidos. Un nuevo crepitar de balazos parece concluir con ellos. Peor de pronto Livraga, que sigue inmóvil e inadvertido en el lugar en que cayó, escucha la voz desgarradora de su amigo Rodríguez, que dice:

-¡Mátenme! ¡No me dejen así! ¡Mátenme! Y ahora sí, tienen piedad de él y lo ultiman”

Los episodios de José León Suárez cambiaron radicalmente su postura sobre tal revolución. Era allá por el ´56, entre cafés varios y juegos de ajedrez, cuando la historia le cae de sorpresa. “El fusilado que vive”, cambió la vida de Rodolfo Walsh y la de toda su familia. En esa época su casa era una escuela para niños con problemas de vista, su esposa era la directora de la institución, por lo que le permitieron vivir en las habitaciones del primer piso. El lugar era una estructura típica de fines del siglo XIX, un caserón amplío, luminoso y frío. En aquellos años posteriores a Operación Masacre comenzó la persecución. Todavía reinaba la Libertadora. Es así que anduvo de aquí para allá, viviendo de prestado en casa de amigos por Merlo y Tigre. Para esta altura, ya se había separado de su mujer.

En esta forma de trabajar Walsh encontró la práctica de un periodismo testimonial, de denuncia. “Cuando escribí esta historia, yo tenía treinta años. Hacía diez que estaba en el periodismo. De golpe me pareció comprender que todo lo que había hecho antes no tenía nada que ver con una cierta idea del periodismo que me había ido forjando, y que esto sí –esa búsqueda a todo riesgo, ese testimonio de lo más escondido y doloroso-, tenía que ver, encajaba en esa idea”, reflexionó. Y parado desde esa conclusión, se lanzó tras otra historia oculta de la Fusiladora, la del caso Satanowsky. Sin embargo, el resultado fue el mismo: “los muertos, bien muertos; y los asesinos, probados, pero sueltos”. Claro que las persecuciones y amenazas estuvieron presentes, pero las convicciones de Walsh no conocían la capitulación, él sostenía que “el periodismo o es libre, o es una farsa”. La dictadura gorila iba llegando a su fin.

4.             “El sistema no encarcela a sus hombres: los premia. No encarcela a sus verdugos: los mantiene. Y Augusto Vandor es un hombre del sistema”.

Más curtido, más enojado y sobre todo escéptico ante esa imagen de justicia que se vende siempre, encaró el famoso tiroteo en la confitería Real de Avellaneda. Estaba en su casa, con su compañera de entonces, Lilia Ferreira, cuando se enteran de la noticia: Rosendo García había muerto. Ante la revelación del croquis que ve en el diario, recrea el acto en su departamento con Lilia en el piso y un hilo que él sostenía parado en el supuesto ángulo de tiro.

Siguió la línea que sus instintos le marcaban y dio cuenta de la infección que comenzaba a comer al sindicalismo. Su libro ¿Quién mato a Rosendo?, desentraña el manejo de los jerarcas sindicales, el entreguismo y la forma en que se “deshacían” de los obreros combativos y potenciales opositores. Así, una vez más queda a las claras, que las actuales “patotas sindicales” no son para nada novedosas ni originales. Los métodos se heredan en todos los campos.

5.            Sus primeros pasos en la militancia política.

"Todos los poderosos se van a unir contra nosotros. Es posible que intenten la formación de otro cuerpo. Es posible que vayan a los ministerios para decir que este Congreso es nulo. Tal vez no tengamos edificio, tal vez no tengamos personería, tal vez no tengamos esta poca libertad con que lo estamos desafiando todo… Pero este Secretariado y este Consejo Directivo, a la luz o en la clandestinidad, son las únicas y legítimas autoridades de la CGT, hasta que podamos reconquistar la libertad y la justicia social y que le sea devuelto al pueblo el ejercicio del poder"

Lo citado anteriormente es el prólogo de la CGT de los argentinos. Allí se siente claramente la decisión y la firmeza de sus ideas. Para principios de los ´60 estaban en formación incipientes organizaciones guerrilleras, aunque el periodista todavía no había decidido la vía armada. Tal vez fueron sus hijas, Victoria y Patricia, que de manera burlona le dijeron que “se dejará de joder con la literatura”, y hayan hecho cambiar de parecer a su padre. Ambas ya militaban.

Comenzó en las FAP (Fuerzas Armadas Peronistas) y luego  ingresó a Montoneros en los ’70 como jefe de inteligencia. Desde su cargo planificó diversas acciones militares pero desde 1974 cuestionaba muchas de las decisiones de la conducción nacional de Montoneros, aunque permanecía en la organización que él avizoraba que se hundía irremediablemente. Escribió un documento en donde detalla las falencias de la organización: “Nuestras formas organizativas deben ser la organización o el Partido Montonero -que incluye a todo lo que genéricamente llamamos fuerza propia- y el Movimiento Peronista. Eso es lo que existe y a partir de ahí debemos construir. De otro modo invertimos enormes esfuerzos poniendo todo el Partido a la tarea de inventar el Movimiento Montonero, que no tendrá existencia real”. Además crítica el accionar y la falta de autocrítica por parte de la conducción nacional, sigue escribiendo: “Decidimos el fracaso total de los planes del enemigo y seguimos subestimándolo. Esto es muy grave y pensamos que en el fondo obedece a la incomprensión sobre nuestra propia historia”.

6.            Cadena Informativa, ANCLA y el golpe del ´76.

“CADENA INFORMATIVA es uno de los instrumentos que está creando el pueblo argentino para romper el bloqueo de la información. CADENA INFORMATIVA PUEDE SER USTED MISMO, un instrumento para que usted se libere del terror y libere a otros del terror. Reproduzca esta información, hágala circular por los medios a su alcance: a mano, a máquina, a mimeógrafo. Mande copias a sus amigos: nueve de cada diez las estarán esperando. Millones quieren  ser informados. El Terror se basa en la incomunicación. Vuelva a sentir la satisfacción moral de un acto de libertad. DERROTE AL TERROR. HAGA CIRCULAR ESTA INFORMACIÓN”

Tanto Cadena Informativa y la Agencia de Noticias Clandestina (ANCLA), representan una interesante experiencia de difusión popular. Se desarrollaron en una dictadura qué sólo podía darse legitimidad con la más extrema violencia y con una férrea censura a la prensa. Esto último fue uno de los primeros objetivos a concretar por la Junta Militar.

El 24 de marzo de 1976 el bando número 19 de la Junta anunció que se recluiría por diez años “al que por cualquier medio difundiere, divulgare o propagare noticias, comunicados o imágenes con el propósito de perturbar, perjudicar o desprestigiar la actividad de las Fuerzas Armadas, de seguridad o policiales”. También se dictaron decretos específicos para sacar de circulación a la prensa política. Así desaparecieron: Nuevo Hombre, Nuestra Palabra, Tribuna Popular, La Yesca, Posición Nacional e Información.

Las radios y estaciones de televisión en manos del Estado no presentaban más problema que elegir un interventor que estuviera de acuerdo con la política reinante. Por lo tanto, el único camino que le quedó a Rodolfo Walsh para tratar de crear una resistencia popular fue la clandestinidad, con medios simples pero efectivos.

A tres meses del golpe, reunió a un grupo de periodistas y armó una extensa red de informantes. Varios lo pagaron con su vida: Eduardo Suárez, Luis Guagnini entre los periodistas, el conscripto de la Escuela de Mecánica de la Armada Sergio Tarnopolsky (asistente del teniente de navío, Jorge Acosta, y testigo de múltiples torturas). Con él desaparecieron sus padres, su hermana de 16 años y su esposa. La misma suerte corrió Mario Galli, un ex guardiamarina que había participado en 1972 en el alzamiento de la ESMA en apoyo al regreso de Perón. Su madre y esposa embarazada también desaparecieron.

Una vez que la red estaba asegurada creó ANCLA. Basada en una estructura artesanal y alimentada por la información popular, sus cables se enviaban por correo a las redacciones, a los corresponsales y a publicaciones internacionales. En ellos había desde testimonios de sobrevivientes a entrevistas con obreros que relataban la situación dentro de las fábricas. Además de informes con los procedimientos de las fuerzas especiales de seguridad, el sistema de defensa de la ESMA y el aumento de sueldo a los militares.

En paralelo con ANCLA también creó Cadena Informativa que presentaba algunas diferencias con la primera:

     La escribía Walsh y no sus colaboradores.

     Constaba de breves textos, de una o dos carillas fáciles de reproducir.

     Se enviaba a personas de distintas actividades.

     Aparecía una o dos veces por mes.

     Mayormente era entregado en mano.

   En una habitación prestada en algún lugar, que todavía era seguro, un periodista apurado por las circunstancias tan adversas, dolido por las muertes de su hija Victoria y su amigo Paco, lee los cables que le llegan clandestinamente y trata de organizarlos para no faltar a la verdad. De manera pulcra y artesanal redacta los partes de ANCLA. También escribe cartas. Él tiene que contar lo que pasa, quiere vencer al terror frente sus narices. Se seca el sudor de la frente y sigue su labor. Durante sus últimos tres meses de vida no descansó para nada. Entre sus últimos escritos es imposible soslayar su ya histórica Carta Abierta de un escritor a la Junta Militar, la que comienza de esta manera: “La censura de prensa, la persecución a intelectuales, el allanamiento de mi casa en el Tigre, el asesinato de amigos queridos y la pérdida de una hija que murió combatiéndolos, son algunos de los hechos que me obligan a esta forma de expresión clandestina después de haber opinado libremente como escritor y periodista durante casi treinta años.

   El primer aniversario de esta Junta Militar ha motivado un balance de la acción de gobierno en documentos y discursos oficiales, donde lo que ustedes llaman aciertos son errores, los que reconocen como errores son crímenes y lo que omiten son calamidades”.

   Este documento cuenta detalladamente las atrocidades que se cometían contra el pueblo argentino. También demuestra que además de acabar con la “subversión” las FF.AA venían a imponer un modelo económico, cuando escribe por ejemplo: “En la política económica de ese gobierno debe buscarse no sólo la explicación de sus crímenes sino una atrocidad mayor que castiga a millones de seres humanos con la miseria planificada. En un año han reducido ustedes el salario real de los trabajadores al 40%, disminuido su participación en el ingreso nacional al 30%, elevado de 6 a 18 horas la jornada de labor que necesita un obrero para pagar la canasta familiar, resucitando así formas de trabajo forzado que no persisten ni en los últimos reductos coloniales.

   Congelando salarios a culatazos mientras los precios suben en las puntas de las bayonetas, aboliendo toda forma de reclamación colectiva, prohibiendo asambleas y comisiones internas, alargando horarios, elevando la desocupación al récord del 9% 12 prometiendo aumentarla con 300.000 nuevos despidos, han retrotraído las relaciones de producción a los comienzos de la era industrial, y cuando los trabajadores han querido protestar los han calificados de subversivos, secuestrando cuerpos enteros de delegados que en algunos casos aparecieron muertos, y en otros no aparecieron”.

  1. El paso a la eternidad.

   El viernes 25 de marzo de 1977 Rodolfo Walsh esperaba comer un asado en su flamante casa de San Vicente, y a pesar de tanto horror dictatorial celebrar el nuevo hogar y sobre todo, el nacimiento de su nieto. Su compañera, hija, nieto y yerno se sorprendieron al estar llegando y no ver el humo del almuerzo, ya que eran alrededor de las once de la mañana, por el contrario encontraron una casa bombardeada. Unos momentos antes en el cruce de las avenidas San Juan y Entre Ríos, Walsh daba su última batalla contra la dictadura, ya no con una máquina de escribir sino con un viejo 22 en una mano y en la otra su maletín con varios ejemplares de la Carta Abierta. Parapetado detrás de un árbol recibió las ráfagas de metralla y cayó. Sobre esos cobardes verdugos poco se sabe pero de Rodolfo Walsh se sabe y mucho.

“…y cuando las ráfagas que sonaban en la tarde abrieron una llaga incurable en la memoria, el pueblo aprendió que estaba solo y que debía pelear por sí mismo, y después que las figuras se perdieron en los límites del parque, el pueblo aprendió que estaba solo y que debía pelear por sí mismo y que de su propia entraña sacaría los medios, el silencio, la astucia y la fuerza, mientras un último golpe lanzaba al querido Walsh del otro lado de la cerca donde permaneció insensible y un héroe en la mitad del camino…”(versión alterada del cuento “Un oscuro día de justicia”, 1967, Rodolfo Walsh)

19 DE JULIO, CAIDA DE LA DIRECCION DEL PRT


Historia de nuestra clase: La caída de la dirección del P.R.T.

 

El lunes 19 de julio de 1976, a las 15:00 horas, aproximadamente, un grupo militar irrumpió en el departamento B, del segundo piso de una casa en la calle Venezuela 3145 de Villa Martelli. Caen en combate Benito Urteaga, Fernando Gertel, Ana Lanzilloto, Liliana Delfino y Roberto Santucho miembros de la dirección del Partido Revolucionario de los Trabajadores.

Hoy, cuando nos movilizamos contra el mismo régimen de explotación,  que el PRT enfrentó, debemos recuperar la memoria histórica y la búsqueda de la verdad, porque las actuales generaciones de trabajadores, estudiantes, campesinos, obreros e intelectuales tienen que construir un puente con este glorioso pasado. Levantando las banderas revolucionarias, corrigiendo errores e impulsando un fuerte movimiento unitario con el fin necesario de tomar el poder.

No homenajeamos a los hombres y mujeres del PRT, recordamos y defendemos sus ideales y su decisión de organización y combate. Decisión política que llevó a nuestros compañeros hasta el límite defendiendo la Revolución Socialista como único camino para ser libres.

Su lucha permanente contra los dueños del poder y sus aliados marcaron un camino. Ruta  indeleble que indefectiblemente nos llevará al triunfo revolucionario. Llevando la ideología marxista-leninista como un método y no como letra muerta, tomando la práctica del Che, el ejemplo de Vietnam, Cuba, Nicaragua, etc. La unidad de los revolucionarios era y es una necesidad fundamental, y esta era una práctica constante del PRT.

A lo largo de su historia participó e impulsó diferentes espacios de unidad. Abrazando las ideas del internacionalismo proletario, que muy bien nos enseño el Comandante Guevara, para romper las barreras fronterizas que nos impone la burguesía militó en la Junta Coordinadora Revolucionaria, relacionándose con partidos de Uruguay: Tupamaros, Chile: MIR, Bolivia: ELN, que formaban parte de las guerras de liberación en América y el mundo. A su vez, en el plano local, el PRT se esforzó  por mejorar las relaciones políticas con otras organizaciones en argentina: PC, Montoneros, FAR, FAP, OCPO, entre tantas otras. La norma fue trabajar rompiendo las barreras del sectarismo para unificar posiciones de acción común entre las diversas tendencias políticas.

Asimismo, entendió que la lucha de clases es la lucha de masas, y que no existe vanguardia revolucionaria sin inserción real en el pueblo trabajador. Su participación activa en las distintas puebladas y conflictos de la década del 60 y 70 dan muestra de ello: Cordobazo, vivorazo, Rosariazo, Villazo, Rodrigazo, etc. Frente a la necesidad de la inserción en el seno de la clase trabajadora, estableció sólidos vínculos con destacados militantes políticos y sindicales que no justamente pertenecían a la organización como Raimundo Ongaro, Armando Jaime, René Salamanca, Mariano Pujadas y sobre todo con Agustín Tosco, junto al trabajo cotidiano de los cientos de activistas y delegados miembros de la organización. Fomentó la creación del Movimiento Sindical de Base –MSB-  como una expresión propia de los trabajadores, y el FAS –Frente Anticapitalista por el Socialismo, como un espacio amplio que unificara las voluntades de las miles organizaciones que se subían al tren de la Revolución.

Por ultimo la construcción de un partido de cuadros necesito la formación de una escuela donde poder formar a los compañeros para que asimilen científicamente la teoría revolucionaria. Pero, como dijimos mas arriba, la teoría guevarista no es letra muerta, sino que es la teoría de la praxis, y es en esa practica que se fueron agudizando las contradicciones entre el campo popular y los dueños del poder. Por esto que, consecuentemente con sus posiciones revolucionarias, forjó un ejército del pueblo: ERP, formado por compañeros concientes que dejaron su vida por la defensa de los intereses de nuestra clase.

Unidad en la lucha fue y es la manera de llegar a las más amplias masas llevando las ideas de la Revolución.

Hoy que se avivan viejos discursos populistas, de equidad, desarrollo y justicia social, no son más que viejas mentiras que una y otra vez nos quieren hacer creer. Como planteaba el PRT la burguesía local en su conjunto es incapaz de luchar por la liquidación de los padecimientos de nuestra patria. El peronismo, ayer como hoy, es  la expresión de la burguesía nativa y la alianza de clases. Sostener la teoría de que será este sector privilegiado, aliado y socio del imperialismo, quien guiará la suerte de nuestro pueblo es una mentira que el kirchnerismo y sus aliados que quieren hacernos tragar, eliminando la posibilidad de la construcción independiente del pueblo, la teoría revolucionaria y la necesidad de la toma del poder.

Mario Roberto Santucho, secretario general del PRT-ERP, siempre estuvo lejos del oportunismo, del sectarismo, nunca rehuyó la lucha política, la discusión fraterna, defendió el compañerismo, la humildad como doctrina y la construcción del partido de cuadros y de combate. De esta manera forjó, a nuestro entender, la mayor experiencia revolucionaria en la argentina.

DEBATE IDEOLOGICO


¿Es posible llegar al socialismo por medio de las reformas?

Existe un debate continuo en nuestra sociedad en torno a cómo podemos tener una vida humana, un trabajo digno, satisfacer nuestras necesidades, saber que nuestros hijos tendrán un futuro, etc., etc. De aquí se desprenden un abanico de respuestas que van desde el liberalismo más recalcitrante, a la teoría revolucionaria del socialismo por la toma del poder, pasando por unos cuantos matices de reformismo que siembran gran confusión a la emancipación de la humanidad.

Las diferentes posturas suscriben desde las reformas pequeñas en la administración del capitalismo, por un “capitalismo social”, como dijo hace poco la presidenta Cristina Fernández, o un capitalismo “no salvaje”, como mencionan continuamente en el Foro Mundial Social o, ya llegando a las posturas corporativistas, se llegó a afirmar que la libertad de empresa, el libertinaje de los negocios de las grandes corporaciones, que generan inmensas ganancias para una minoría, asegurarían beneficios al resto de la sociedad producto de la demanda de mano de obra y servicios. Teoría del derrame que las últimas crisis, en las distintas economías del mundo, fueron demostrando lo que las libertades a las corporaciones ocasionan para el conjunto del pueblo.

Más allá de nuestro claro rechazo hacia el último planteo, y nuestra profunda convicción respecto a la necesidad concreta de la toma del poder para la emancipación real y final de la clase trabajadora y el pueblo, nos interesa debatir en el seno de las posturas reformistas por motivos varios. En estos casos encontramos un conjunto de compañeros honestos que creen en concepciones reformistas, voluntaristas y hasta vulgares haciéndole el juego a los enemigos históricos de la clase trabajadora: la clase patronal. Estos últimos son defendidos a capa y espada por filósofos, intelectuales y políticos que con gran calidad argumentativa desvían la organización por la liberación del pueblo. Son muchos los compañeros que repiten que las teorías revolucionarias por la toma del poder ya ha quedado fuera de tiempo, que hay que inventar salidas nuevas a los flagelos de la humanidad, y que hay que construir “con lo que hay”, marcando un fuerte rasgo de posibilismo a nuestra intervención como sujetos de cambio de la realidad existente.

En el marco de los que sostienen la posibilidad de la reforma por un “capitalismo con rostro humano” también están quienes aluden a las teorías de cooperativismo como forma de emancipación, los post modernistas que cuestionan la necesidad de la toma del poder y, es mas, la existencia real de poder o, los reformistas que desde hace décadas engañan a las masas con la idea de que por medio de reformas parciales se irá generando lentamente las condiciones materiales para la emancipación de la clase trabajadora y, en consecuencia, la construcción por etapas del socialismo. La función histórica del peronismo en argentina fue justamente esta, adormecer el ánimo revolucionario de las masas, encajonar la lucha por el poder y la construcción del socialismo, generando falsas expectativas en un Estado patronal que ira mediando los intereses de los patrones y el pueblo trabajador para alcanzar la llamada “equidad social”. El “fifty - fifty” que tanto hablaba Perón deja de lado que un 50% de las riquezas eran repartidas entre millones de trabajadores y el otro 50 entre un puñado de empresarios que seguían enriqueciendo a costa de la explotación de los trabajadores. Hoy el peronismo es menos ambicioso, como toda segunda parte, pero sigue engañando a las mayorías con discursos de distribución, equidad y dignidad manteniendo los negocios de unas minorías, concentrando el capital en pocas manos, etc. Todos argumentos funcionales a adormecer y conciliar la irreconciliable contradicción de clases.

Quizá resulte un poco confuso el planteo pero trataremos de ir ordenándolo lentamente.

“Otro mundo es posible” es la consigna en los foros y encuentros anticapitalistas en distintos lugares del planeta, el tema es cuál y cómo construirlo. Existe una corriente del pensamiento que esta muy de “moda”, si así se puede decir, en distintos sectores de nuestra sociedad que proviene de la academia Francesa del pensamiento filosófico y que hizo un gran estallido luego de la caída del Muro de Berlín. Conciente o inconcientemente la teoría de los Negri, Foucault, Althusser, etc., es reivindicada por miles de compañeros como parte de las nuevas corrientes del pensamiento filosófico y, en consecuencia, como herramienta nueva hacia la liberación de la humanidad. Sin embargo, lo que aquí se expone son las viejas conclusiones reformistas en contra de la necesidad y posibilidad de la toma del poder por parte de la clase trabajadora. Teorías que le encontramos su raíz, no tan nueva, hacia fines del siglo 19 por Eduard Bernstein, que fomentaban las practicas reformistas como vía única y necesaria en la táctica hacia la formación y aplicación del socialismo. Estos teóricos dejan de lado la cuestión del poder o, mejor dicho, lo reducen a pequeños espacios de confrontación argumentando que el poder esta presente en todos lados, y que la lucha ganada en esos pequeños espacios forma parte de pequeñas conquistas de poder por parte de los sectores populares, que hacen a la libertad del ser humano. En este sentido es que se realzó el cooperativismo como método de emancipación y dignidad humana, argumentando que el trabajador ya es libre, ya no es explotado por un patrón porque depende de su propia capacidad de organización. Sin embargo, cuando el patrón se va ni es sinónimo de liberación, ni del fin de la explotación, ni mucho menos el fin de los problemas para los trabajadores. El trabajador debe auto explotarse para generar riquezas, debe comprar insumos, debe vender su producción, y debe regular su producción de acuerdo a la realidad también del mercado, que es, en todos los casos, capitalista.

A su vez, existen otros intelectuales que fomentan la teoría del cambio para que nada cambie como es el caso de Holloway, hombre muy citado en nuestros días. Holloway viene a profundizar la crítica al concepto de poder y la lucha revolucionaria por la toma del poder. El intelectual hace una generalización de los procesos de las masas en los diferentes lugares del mundo, argumentando que la teoría de la revolución por la toma del poder es algo anacrónico, llegando a afirmar que el poder es una “cosa” que contamina la pureza humana. Se ubica lejos, bien lejos, de la teoría marxista leninista, que plantea el poder como una relación, y la toma del poder como la construcción de esa relación social por parte de los sectores explotados a fin de aplastar la tiranía de una minoría privilegiada. Quizá la experiencia Zapatista en México, mas allá del respeto que le debemos por ser parte de los sectores explotados de nuestra humanidad, en búsqueda constante de superar su condición, sea un ejemplo practico de las posturas postmodernistas en nuestros tiempos. La revolución zapatista se levantó en armas en enero de 1994, formando “Juntas de Buen Gobierno”, escuelas, hospitales y organización campesina para la producción agrícola, no obstante debemos ser materialistas en nuestro análisis y aferrarnos rigurosamente a la realidad ¿Cuánto ha mejorado la condición material de las comunidades zapatistas desde entonces? Las posturas autonomistas en contra de la necesidad de la toma del poder en México han aislado el movimiento que, pese a encontrarse en una de las zonas más ricas del país por sus recursos naturales, padece el asecho diario de los militares y paramilitares, el bloqueo económico y comercial, el techo político y económico en pos de una revolución que dignifique la realidad humana en Chiapas y México todo. 

Otro ejemplo que nos puede, y nos debe, hacer reflexionar es el caso del Chile de Salvador Allende. Aquel compañero que creyó honestamente que la conquista del ejecutivo era el método y la vía hacia la conquista del poder político, y que esta daría la consecuente transformación estructural: político-económico-cultural de Chile. Experiencia que vio trunca sus aspiraciones el 11 de septiembre de 1973. Este proceso llevo a un callejón sin salida hasta al propio Allende que derivó en un río de sangre, casi dos décadas de partido militar en el poder y el consecuente reflujo de la organización revolucionaria de nuestros hermanos trasandinos. Confundir llegar al gobierno con llegar al poder, es obviar donde reside el poder real de la clase dominante, es omitir que si bien por medio del voto algunas piezas del Estado capitalista (senadores, diputados, gobernadores, presidentes, etc.) pueden ser elegidos, y que incluso en esas elecciones pueden ganar miembros o representantes reales de nuestra clase, otros sectores claves del Estado que ejercen la coerción como: las FFAA, policías, servicios de inteligencia, jueces, carceleros, etc. no son sujetos a votación. A esto debemos sumarle la enorme maquina de dominación cultural que responde a las empresas, como así también el control real de las empresas que dominan la matriz económica de los mercados locales e internacionales.

Esta es una vieja discusión, incluso con compañeros que se reivindican de izquierda y hasta incluso marxistas. La postulación de compañeros a cargos en el Estado como táctica que apuntala la estrategia revolucionara divide las opiniones. Algunos compañeros argumentan que por esta vía se genera un foro de debate continuo y defensa in situ de las necesidades del pueblo, otros van más allá, diciendo que, como vimos anteriormente, la vía parlamentaria de la reforma ira generando las bases para la liberación por etapas, por medio de pequeñas conquistas que generen mayor libertad y dignidad a las más amplias masas. Así como no todos los momentos son los propicios para que estén maduras las condiciones reales para la revolución, no todos los momentos son iguales a la hora de participar o no en las elecciones. Puede que ciertos momentos de la coyuntura política concreta sean propicios para participar en estos espacios y buscar ocupar algún puesto dentro del Estado. Pero es justamente el carácter patronal del Estado el que siempre limitará nuestras acciones. Como vimos anteriormente, la burguesía chilena y la internacional le permitió a Allende trabajar durante décadas dentro del parlamento chileno, ser una piedra en el zapato, y presentarse reiteradas veces a las elecciones presidenciales. Pero, fue una vez asumida la presidencia y tocados directamente los intereses de la clase dominante, (ejemplo estatización de la minería y reforma agraria) lo que agudizo las contradicciones y expulsó a Allende, y a su partido, fuera del control del Estado y reponiendo la conducción con lo peor de la representatividad burguesa: el partido militar con Pinochet a la cabeza. El propio Che Guevara vivió en carne propia lo ocurrido para principios de los años 50 con el Guatemalteco Jacobo Arbenz, derrocado con la clara participación del imperialismo yanqui. En aquel momento eran los intereses de Rockefeller los que estaban en juego por las reformas impulsadas por el gobierno de Arbenz. El monopolio era dueño de grandes latifundios donde funcionaba, entre otras corporaciones, la United Fruit Company.

En nuestro tiempo vemos como la clase dominante no permite reformas que toquen sus intereses, en cuanto sus privilegios son cuestionados sacan a la calle todo su arsenal mediático, económico, político y hasta militar para marcar quien tiene el poder. Desde los intentos de separación y ataques xenofóbicos contra Evo Morales, que otorgo ciertas concesiones a un pueblo históricamente expoliado, como los golpes de estado en Venezuela, Ecuador y Honduras. También vemos como se le marcó el terreno a Brasil y Uruguay cuando quisieron tocar a las FFAA, o Paraguay y Argentina cuando intentaron meter mano tibiamente en cuestiones relacionadas a los terratenientes.      

Por todo esto que, apuntar estratégicamente la construcción política por medio de las reformas parciales, en busca de lo primero que nos planteamos: ¿Cómo tener una vida mas humana? y, en este marco, desarrollar la organización política en vías a la construcción del socialismo, no podemos esperar otra cosa que el fracaso. El Che decía, en su libro “guerra de guerrillas un método”, que mas allá del método para lograr un fin, en este caso la guerrilla, ese fin estratégico para todo revolucionario debe ser la conquista del poder político. Podríamos agregar que como señaló Rosa Luxemburgo en su extensa polémica hacia los presupuestos de Bernstein, “quien elije la vía de la reforma como método de construcción del socialismo no elige en realidad un camino más tranquilo, seguro y lento hacia el mismo fin, sino un fin diferente. Es decir, negar la necesidad de la toma del poder como método necesario en la construcción del socialismo, es afirmar el trabajo cotidiano entorno a la reforma de esta vieja e injusta sociedad, y no el trabajo arduo, lento y doloroso para formar una sociedad nueva”.