Las elecciones en Venezuela.
En los
comicios que religieron a Chávez como presidente se jugaron mucho más que la
continuidad del actual proyecto político. Las expectativas de los sectores más
reaccionarios del continente estaban puestas en esta elección. Aquí se dirimía
una parte importante de la geopolítica americana.
E
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s innegable
que el imperialismo norteamericano y sus aliados apostaban claramente al
triunfo de Capriles, apostaban fuerte a la derrota de la Revolución Bolivariana
y con esta llevarse por delante todas y cada una de las conquistas alcanzadas
en estos años. Capriles, ex gobernador de Miranda, armo un frente opositor de
lo más heterogéneo, que lo único que tenían en común era su oposición a Chávez
y su alianza con EEUU. Su mayor potencial fue justamente esto último, por ello
contó con el inestimable apoyo de su poder económico y político, con los medios
de difusión burgueses nacionales e internacionales, miles de llamadas
telefónicas efectuadas desde Miami todas las noches, una incesante propaganda
anti chavista por las redes sociales. El 44 % que obtuvo su candidato habla a
las claras del enorme poder de convencimiento del sistema y lo poco confiable
que debe ser para los pueblos el sistema parlamentario burgués, pero también es
una alarma que muestra que el chavismo esta débil en algunos sectores. Seria
absurdo reducir al voto opositor en el marco de lo conservador o hasta, como
algunos señalan, fascista. Sus carencias en el plano municipal, el alto grado
de corrupción en este estamento, son quizá uno de los puntos más criticados por
el voto venezolano.
El capitalismo
a nivel mundial está en crisis. Europa esta en llamas, oleadas de huelgas y
protestas desnudan ante el mundo que la peor cara del sistema, el
neoliberalismo, golpea fuerte en el
corazón del sistema: EEUU que llega a casi el 17 % de desempleo, con incipientes levantamientos
y la aparición de los indignados de Wall Street, que pone una señal de alarma a
los poderes del mismísimo Wall Street, que ven como el fantasma del comunismo
o, aunque sea, del “antisistema” parece aparecer de nuevo por el mundo. Pero la
realidad esta muy lejos de las fantasías de los amos del imperio. El programa
bolivariano reivindica claramente el rol del Estado como motor en el desarrollo
social y económico. Después de gobiernos con una política claramente colonial a
los intereses norteamericanos, con niveles de explotación y desigualdad social,
vemos que este proceso es una bisagra en la historia política venezolana, donde
el Estado es el ejecutor de políticas públicas: carreteras, hospitales,
escuelas, refinerías, puertos y aeropuertos, etc. pero también, debemos
señalar, que nunca abandonó su rol fundamental de barrera entre el pueblo y la
burguesía, cumpliendo claramente su rol de amortiguador en la lucha de clases.
Si bien, desde que asumió Chávez, la participación del Estado en los sectores
más importantes de la economía fue –históricamente- en crecimiento, las
empresas privadas aún poseen el 70 % de la economía venezolana y el Estado sólo
el 30%. Aunque justo es decir que
producto de muchas medidas se ha logrado, por ejemplo, reducir la pobreza del
70 % en 1999 al 22 % en este año y la pobrezas extrema del 35 % al 7 %, o el
aumento de la población universitaria de 500.000 venezolanos a 2 millones,
junto con el programa que erradico el analfabetismo en el país, y mejoró la
salud pública, algo totalmente fuera del alcance de la imaginación hace 10 años
atrás.
Desde 2005 ha
comenzado con la expropiación de grandes latifundios tratando de mejorar la
vida de algunos campesinos a los que les dio esas tierras. Este es un proceso
incipiente. La intención de apropiarse de las tierras en manos de extranjeros,
y de la economía en manos de la gran burguesía es para nuestro análisis casi
imposible de realizar dentro de esta democracia parlamentaria burguesa.
Necesitará muchos años y el suficiente poder como para torcerle la mano a la
burguesía en las actuales condiciones, ¿lo logrará?
¿Avanzará
efectivamente en abolir la propiedad privada de los medios de producción y
cambio, para socializarlos efectivamente con el conjunto del pueblo?, ¿Irá más
allá del reformismo en el marco del capitalismo? ¿Estará dispuesto a enfrentar
la ira del imperio en caso de profundizar sus medidas? ¿Repetirá la historia de
Chile o formará al fin un ejercito popular que tome definitivamente el poder
del pueblo y con el pueblo al poder, construyendo el socialismo del que tanto
habla? ¿Serán las milicias populares de la brigadas bolivarianas, el embrión de
esto último?, lo planes de formación política, ¿son la herramienta en busca de
forjar una subjetividad revolucionaria a fin de cohesionar la voluntad del
pueblo en un proyecto político que destruya la estructura capitalista en este
país?
Creemos ante todo que la actual situación en la
política venezolana es absolutamente novedosa para su clase trabajadora. Y
aunque afirmamos claramente el populismo de este gobierno, debemos alejarnos de
todo dogmatismo y, analizar objetivamente este proceso, entendiendo las
particularidades, debilidades y fortalezas de este proyecto democrático burgués
para llegar al socialismo del siglo XXI. Es por esto que esperamos la
definitiva independencia de clase de los venezolanos, con la acción de los
elementos revolucionarios, la presión de la clase trabajadora, los campesinos y
también porque no, quizás con el chavismo en la decisión de avanzar realmente
hacia el socialismo, hacia la definitiva libertad del pueblo venezolano.
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