Encuentro de debate acerca del GUEVARISMO.
El pasado 6 de octubre, en el marco de un
nuevo aniversario del asesinato de Ernesto Che Guevara, la agrupación Hombre
Nuevo convocó a una jornada de debate a un conjunto de organizaciones. La misma
giro en torno a la realidad del guevarismo en la actualidad, su vigencia, métodos
de construcción y acumulación política, entre otras cosas.
Desde la organización Monte saludamos la
iniciativa en primer lugar porque consideramos oportuno recordar la caída del
Che no desde lo anecdótico, sino pensando y debatiendo el presente aferrándonos
a lo mejor de su legado, como teoría y practica viva en la construcción del
mañana. Por esto nos pareció un espacio fértil para el debate ideológico, para
compartir experiencia e inquietudes, y para desentrañar colectivamente una
iniciativa por y para la clase hacia el socialismo.
Exponemos a continuación nuestra propuesta.
Introducción:
“El
partido proletario
Dirige
la revolución
Y
por eso construirlo
Es
nuestra preocupación…”
Negro Santillán
PRT.
L
|
a
situación que atraviesa nuestra clase nos obliga a replantear algunas certezas
con las que nos acostumbramos a analizar la situación política y pensamos es
hora de cuestionar estas posturas por esquemáticas y poco científicas.
Seguimos
planteando, desde muchas organizaciones, la necesidad de la unidad de la
izquierda sin siquiera pensar en lo que significa del termino, ¿es que acaso
somos jacobinos?, ¿es que ese termino nos sigue identificando en el marco
actual de la lucha de clases?, ¿es posible en este marco de retroceso de la
clase en todo el mundo que las organizaciones expresemos otra realidad?
Sin tener la
intención de desmoralizar creemos necesario identificar los errores para en
colectivo pensar las propuestas que se ajusten a las necesidades y realidad de
nuestra clase. Por esto que el encuentro entre organizaciones hermanas es
importante para compartir ideas, identificar las coincidencias y crecer
intercambiando experiencias.
La etapa.
Al hablar de
tareas para la construcción de una alternativa de poder, creemos debemos partir
de identificar la situación en la que se encuentra la subjetividad de nuestra
clase. Producto
de la derrota de la vanguardia obrera y revolucionaria de la última dictadura
cívico-militar, y pese a la lucha contra las políticas neoliberales
implementadas post 76; no hemos logrado como clase construir una organización
revolucionaria.
La lucha
por las necesidades básicas insatisfechas, sumado a la falta de tácticas y
estrategias concretas, por parte de las organizaciones populares, arrinconó el
accionar de nuestras organizaciones, que poco a poco destinamos nuestros
esfuerzos a militar por las dadivas que ofrecía un sistema en crisis. La falta
de construcción política sólida fue el talón de Aquiles de cientos de
organizaciones que hoy nos encontramos disminuidas en capacidad de movilización
y convocatoria; producto de un mejoramiento económico que apaciguó las aguas.
Este gobierno es lo mejor que pudo darse la burguesía después del cachetazo que
le dimos en las puebladas de los 90´, el 19 y 20 de diciembre de 2001 y en las movilizaciones
posteriores que sacaron por la ventana al ex presidente Duhalde. Pero no
supimos capitalizar esa acumulación en pos de nuestros intereses, perdiendo la
iniciativa y en una posición de clara debilidad de la burguesía, otros sectores
tomaron la posta construyendo una nueva subjetividad. Creemos que nuestra mayor falencia es producto del cambio de la
subjetividad de nuestra clase. Es el estado de conciencia lo que genera que la
organización política esta lejos de ser vista como una necesidad por la clase
obrera y los asalariados en general, ya que la burguesía logro en estos años
imponer una visión de mercado en la que la política es una forma más de
prestación de servicios y, en esa dirección, la actuación del Estado y la
importancia que las organización populares le dan al trabajo asociado a él,
ignorando su carácter de clase. Esto nos pone en la situación en la que nos
encontramos con cooptación de la conciencia por parte de un Estado administrado
por un proyecto de claro corte bonapartista.
La organización
de la clase.
Y si de batallas ideológicas hablamos, nos debemos
un análisis dialéctico de las mismas, evitando caer en aislamientos que separen
la condición local con la del resto de los pueblos del mundo. Deberíamos
preguntarnos ¿por qué?
Sin tener una respuesta definitiva creemos que esta
lucha reivindicativa tuvo y todavía tiene un carácter básico y en general
limitado a la lucha por mejores condiciones de vida. No se ha podido articular
esta lucha defensiva, con otras formas de organización de la clase; para lograr
un avance claro en la conciencia. A su vez, muchas veces la repetición de métodos históricos sin considerar los cambios sociales
sufridos por los trabajadores en estos años, nos llevan a desgastar
herramientas de lucha que terminan sin tener la potencia necesaria, cosa muy
común en el caso de los paros del sector estatal. Sin embargo muchos grupos se han
ido formando al calor del trabajo territorial, estudiantil y también en el
movimiento obrero, entre otros, y han empezado un incipiente pero sostenido
trabajo de construcción, que comienza a vislumbrar en el horizonte aportes
pequeños pero firmes en el camino de la construcción de herramientas para
aportar a la formación de teoría y practicas revolucionarias.
En este sentido, cabe preguntarse por el rol de las
experiencias citadas. Si todas las organizaciones presentes coincidimos en
valorizar la trayectoria y construcción del PRT, da lugar a preguntarse si esta
“nueva cultura militante” es tal o más bien es la revalorización de esas prácticas.
La militancia actual tiene que retomar esos antecedentes, adaptándolos a al
tiempo presente. La coherencia y la disciplina de un militante guevarista debe
ser su mayor capacidad para construir con el ejemplo.
Se hace necesario rescatar su capacidad
para desarrollar una política coherente en todos los frentes posibles, sin
descartar ninguno. Sólo una fuerte
autocritica que parta de identificar con franqueza que grado de inserción
tienen nuestros compañeros en los movimientos de masas y que reconocimiento
hacen estas de estos compañeros. Si es que son referentes en los lugares en que
desarrollan sus tareas, si la modestia y el ejemplo a la hora de realizar
tareas es algo por lo que se los identifica, si las masas los reconocen como
naturales de esos espacios, si no son vistos como paracaidistas que llegan a
hacer “trabajo social”, es lo que nos permitirá desarrollar una efectiva
acumulación de fuerzas en el seno de la clase.
Es en este camino, es donde la realidad nos empuja
a plantearnos construcciones unitarias y se observa una tendencia a esta forma
de trabajo. Esto no es sólo una posición estratégica, sino una necesidad en
función del momento que estamos atravesando. La inexistencia de un partido
revolucionario, construido por compañeros formados en la práctica y en la
teoría, con inserción real en el seno de nuestra clase, nos marca claramente
cuáles son nuestras debilidades ante un enemigo que se renueva.
Conclusiones.
Aquí es donde analizamos que todos nosotros,
pequeños destacamentos, unidades políticas en expansión, o grupos escindidos de
otros espacios, vemos en las otras organizaciones a compañeros revolucionarios
y no a enemigos políticos, aquí es donde estamos viendo la unidad en la acción
y política tan necesaria.
De nuestra parte proponemos, y nos proponemos,
recuperar los cuadros obreros y los cuadros políticos que seguramente
conducirán el futuro proceso revolucionario. Apuntemos a mantener una práctica
fraterna, profundizando la discusión política, apoyando las coincidencias
teóricas y tratando como método de confrontar las ideas con una práctica
militante, lo más lejos posible del discusionismo pequeñoburgués. Pero también
llevando al seno de las masas el trabajo unitario que ponga esas ideas en
práctica, y que esa práctica sea la que confirme o no las posiciones teóricas,
sin despreciar una a favor de la otra.
Trabajar hacia la unidad política partiendo de la
confianza, el trabajo unitario y la praxis. Teniendo siempre a los compañeros
de otras organizaciones como hermanos de clase, tratándolos como lo que son,
gérmenes revolucionarios, semillas del partido de la revolución, por lo tanto
imprescindibles.
También en nuestra perspectiva, consideramos que es
insuficiente la inserción de nuestros grupos en el seno de la clase obrera.
Reconociendo que existen compañeros de la izquierda parlamentaria insertos en
los sectores industriales pero que transmiten allí una línea partidaria y
sectaria, que parecería no responder a la realidad que la clase percibe, tanto
en los métodos como en los análisis. Por tal motivo, este es un elemento a
desarrollar por todas las organizaciones que pretendan la construcción del
socialismo. Llegando con propuestas unitarias, no sectarias, ni partidistas, y
permitiendo que los trabajadores desarrollen su conciencia.
Comencemos a formar nuevamente a ese hombre nuevo,
a ese militante que fue ejemplo de humildad y fuerza revolucionaria, pero
también el mejor compañero y el mejor combatiente al lado del pueblo. Como
señalaba el Che o como alguna vez supo construir el viejo PRT.
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