Decenas de muertos y centenares de heridos son
consecuencia del abandono del Estado en el despilfarro del patrimonio público
en manos de las corporaciones.
Lo cierto es que los ferrocarriles en la
Argentina son un “desastre”, víctima del abandono y la desidia disfrazada a
trabes de la publicidad de las empresas. Las concesiones ferroviarias, como los
teléfonos, YPF, aerolíneas, etc., no han cumplido con los pliegos de concesión.
No se han hecho ni las inversiones, ni el mantenimiento de lo cedido. Se
dedicaron durante casi 20 años a robar el patrimonio de la Nación. Todos los
gobiernos fueron parte de este turbio negocio (Menem, De La Rua, Duhalde,
N.Kirchner, C.Kirchner) que tan caro nos
cuesta a los trabajadores. Sus funcionarios son cómplices (ejemplo obsceno y paradigmático
es el ex secretario de transporte Jaime), al igual que las direcciones
sindicales que se llevan su parte del reparto de la torta.
Salen a hablar personajes de la calaña de Hugo
Moyano, principal impulsor de las privatizaciones ferroviarias para mejorar su
negocio del transporte automotor. Como también Omar Maturano y sus socios de la
dirección del sindicato La Fraternidad; cuando fue el primero en levantar el
paro de 1991contra las privatizaciones, que llegó a 45 días en otras
seccionales. Pero que en la seccional de
Suarez donde era parte de la comisión ejecutiva, logró levantarlo y volver a trabajar
en 22 días, abandonando a los compañeros de las demás seccionales. Este apoyo a
Menem le valió la dirección del sindicato que aún hoy ejerce.
Podríamos decir que Frondizi fue el que
empezó con la destrucción de los ferrocarriles, con el Plan Larkin en 1958.
Alfonsín hizo sus valiosos aportes en el tema de la desidia y preparación de
las privatizaciones. Y Menem se lleva las glorias de logros sin parangón en la
eliminación del patrimonio nacional. Su ley 23.696 de Reforma del Estado de
1989, votada por justicialistas y radicales, fue el comienzo de las actuales
administraciones privadas ferroviarias.
El argumento para todo esto era la mala
administración por parte del Estado; para ellos la solución no era eliminar la
corrupción (que la había desde la dirección de las empresas y aún hoy
persiste), sino “rematarlos”. Seguir dando millones de dólares en subsidios
para que los amigos del poder puedan seguir enriqueciéndose y los trabajadores
sigan pagando su fiesta privada.
En economía del mercado se utilizan varios
términos que nada tienen que ver con las personas como nosotros, los reales,
los que no somos un número. Entre ellos están: Maximización de ganancias,
Rentabilidad, Solvencia, entre otras.
Cuando los siervos del capital hablan de
Maximización… quieren decir “exprimir la teta hasta que no dé más leche”, lo
que en el caso de los ferrocarriles significó: no pongo casi nada, lo que hago
lo paga el Estado pero se publicita como propio, mientras me llevo TODO lo
posible (vehículos, locomotoras, edificios, hasta los relojes de las estaciones).
La Rentabilidad está dada por la respuesta a
¿Cuánto me voy a llevar por mes? pero invirtiendo lo menos posible, si se puede
no pongo nada a cambio de todo.
Se considera que un negocio es solvente
cuando permite al inversor recupera su inversión inicial en un tiempo
prudencial y luego, mantener un margen de ganancia importante en un plazo de
tiempo conveniente. Que mejor solvencia que cuando te aseguran las ganancias de
entrada, sin importar las tarifas ya que las diferencias las paga el Estado y
todos los negocios que surgen alrededor son del rapiñero de turno.
No
se trata de discutir técnicamente si hay que quitarle la concesión a TBA, ya
sabemos que hay que anular TODAS las concesiones de los años ’90. El grupo
Cirigliano no hizo nada distinto a lo que viene haciendo hace más de 15 años,
lo mismo que los Romero, Tasselli y Rogio.
Se trata de ver más allá de nuestras narices y decir que se necesita una
decisión política de acabar con el robo y la corrupción, que tantas vidas nos
siguen costando. Se requiere con urgencia una empresa de ferrocarriles con
gestión estatal, con participación de trabajadores y usuarios, que no pierda de
vista el carácter de “Servicio Público” que debe tener el ferrocarril. Que
tenga como ejes fundamentales la recuperación y ampliación de los Ferrocarriles
Argentinos, en complemento con un sistema de transporte multimodal. Para
crecimiento del país, generar puestos de trabajo, desarrollar la industria y
principalmente ”Dejar de tener muertes
absurdas” como las del último 22 /04 en la estación de Once; que evidencian que
el lucro sigue siendo el motor de todos los emprendimientos en la Argentina,
aún a costa de la vida de su pueblo.
apartado
Aunque la Auditoría
General de la Nación, en sus informes de 2003 y 2008 denuncia la falta de
cumplimiento de los planes de inversiones en infraestructura, mantenimiento,
seguridad, calidad del servicio y demás. Los subsidios al transporte
ferroviario de pasajeros crecieron un 54% en 2008 respecto del año anterior. En
2010 alcanzaron una cifra superior a los 600 millones de pesos. En 2011 la
Secretaría de Transporte distribuyó 1174,3 millones de pesos en los
ferrocarriles (133millones TBA).
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