Pasó
un nuevo aniversario de la semana de los apagones en Libertador General San
Martín, Jujuy, pero este aniversario no fue solo de recuerdo, sino que la
memoria de lucha de nuestra clase se hizo nuevamente presente.
Para el mes de julio los trabajadores del Sindicato Empleados y Obreros del Ingenio Ledesma realizaron un paro de 72 horas con un acatamiento del 90% del
campo y de la fábrica, en función de la falta de avances en las negociaciones y
las negativas de respuestas del ingenio Ledesma por las condiciones de trabajo
y por el reclamo salarial. La familia Blaquier dueña de la empresa se
enriqueció históricamente a costas de la esclavización de sus trabajadores, el
robo de tierra a las comunidades originarias
y la contaminación intensa. Hoy lo sigue haciendo con total impunidad y bajo la
venia del gobierno. Los compañeros del ingenio revelan que en “la última
paritaria teníamos el salario más bajo del país en materia azucarera".
Los trabajadores y pobladores de Libertador General San Martín,
más conocido como Ledesma por la influencia de la empresa en la localidad, son
presos del feudo Blaquier que, como mencionamos más arriba, por estas fechas
recuerda la noche del apagón, cuando en una semana de cortes de luz nocturnos,
del 20 al 27 de julio de 1976, los militares secuestraran alrededor de 400
personas con móviles prestados por el ingenio con el objeto de romper con la
organización obrera existente en la zona.
Las condiciones de trabajo siguen siendo inhumanas, los vecinos
del ingenio padecen enfermedades por el método de producción de la fábrica, hoy
como ayer los compañeros se organizan no para recordar el pasado sino para
construir su futuro.
En este marco el padecimientos de los vecinos es inmenso, la falta
de políticas publicas que controlen a la empresa, que generen bienestar a
nuestra clase, que regulen el genocidio permanente de este monstruo del norte
se hace carne cada día.
Para la última semana del mes de julio cerca de mil familias
cansadas de esperar una respuesta ante la crisis habitacional decidieron tomar
solo 15 de las más de 160mil hectáreas que tiene Ledesma. La respuesta no tardó
en llegar y los dueños del poder demostraron una vez más como defienden sus
intereses, como utilizan al aparato estatal y para estatal para borrar con
sangre y fuego cualquier intento de nuestra clase que no les convenga.
El poder que ejerce es real, y una vez mas queda claro donde
reside el poder en este sistema, que función cumplen las fuerzas de seguridad y
que rol ocupan los títeres de los poderes públicos.
Ahora las acusaciones son cruzadas, unos dicen que es una campaña
contra el kirchnerismo, otros tratan de sacar rédito para estar mejor parados
frente al resto de los comicios que falta. Pero todos y cada uno de estos
argumentos dan asco, por su obsecuencia, por su oportunismo, por su falta de
humanidad. Varios son los muertos que dejo esta contraofensiva, fuerte es el daño
que se provocó y una vez más la sangre la puso nuestra clase, una vez más nos
tratan de engañar con mentiras mientras solo nos reparten miseria, una vez más
debemos redoblar nuestro compromiso, reforzar nuestra organización porque
nuestro enemigo es poderoso pero NUNCA invencible. Esto es lo que nos esta
demostrando el pueblo jujeño que, lejos de irse a la casa frente al terror y
extorsión que trataron de imponer desde las fuerzas represivas y funcionarios
gubernamentales, forzó la entrega de viviendas que hacia años estaban sin
entregar, presionó por la expropiación de las 45 hectáreas de
Ledesma, puso negro sobre blanco el rol que ocupa Barrionuevo, que hoy se viste
de progresista, pero antes del conflicto desoyó sistemáticamente la necesidad
de tierras y viviendas para la familias más empobrecida y, que a su vez, estaba
gestionando marcha la entrega de miles de hectáreas fiscales al ingenio.
Nuevamente queda claro que la participación activa de nuestro
pueblo, la organización y lucha por nuestras necesidades, por nuestro futuro es
la salida que debemos darnos como clase.
produccion azúcar, papel, frutas, jugos cítricos,
carne, cereales; factura 2.500 millones de pesos anuales y explota 7.400
personas.
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