un capitulo más en el saqueo
del patrimonio nacional por parte de las corporaciones locales y
extranjeras.
Como todo en el país, el
ferrocarril no es una isla. Por lo tanto, también en él se reflejan las miserias
que acarrea la decadencia no solo del capitalismo, sino de todo su desarrollo
socio-cultural.
En un medio de transporte
masivo, tanto de mercancías, recursos, como así también de personas, con las
condiciones que tiene Argentina es inexplicable la condición
actual.
Sólo la desidia, unida a una
política sistemática de destrucción, vaciamiento y negocios particulares y
colectivos permite pensar, que este modelo de ferrocarril este aun en
vigencia.
Nos referimos a que a pesar
de la política discursiva de recuperación de los ferrocarriles, la práctica nos
conduce en otra dirección.
Hace algunos años el Estado
Nacional intervino los ferrocarriles, que hasta ese momento estaban en manos de
saqueadores como Tasselli, sin reclamarle NADA de todo lo que se le entrego en
1994 y hoy ya no existe, para ponerlo en manos de otros mercenarios financieros
similares organizados en la
UGOFE (Unidad de Gestión Operativa). Esta UGOFE esta integrada
por quienes explotan los otros FF.CC., Cirigliano Urquiaga y Romero, que solo
tiene la responsabilidad de “explotar” la parte operativa del FFCC, mientras el
Estado Nacional, a través de Belgrano S.A. se encarga de financiar la estafa,
mediante el manejo de la parte administrativa.
Hace unos meses que en cada
boleto vemos que dice “boleto con subsidio del Estado Nacional”, Estado que
sigue poniendo dinero todos los meses, para sostener el negocio de unos pocos y
el padecimiento de miles, que a diario usamos esos
servicios.
Para llegar a esta
situación, como en otros tanto rubros, existe una triple alianza entre el
sindicato burócrata, la empresa y el estado. Con el aval del ministerio de
transporte, anteriormente liderado por Jaime hoy por Juan Pablo Schiavi, se
llevan a cabo los grandes negociados con las direcciones sindicales de
la Unión
Ferroviaria y La Fraternidad , los 2 sindicatos más
grandes de los ferroviarios. De hecho, caso ejemplificador de esto, es que
miembros de la dirección nacional del sindicato de maquinistas y foguistas
(La
Fraternidad ) son funcionarios públicos del ministerio de
transporte y asesores de diferentes áreas gubernamentales.
Hablamos del manejo de
millones de dólares destinados a los sobreprecios pagados por reparaciones de
infraestructura, que ejecutan empresas tercerizadas, que son a su vez propiedad
de los mismos dueños de los ferrocarriles. Precios siderales pagados por
material obsoleto traído de Europa y Asia, tanto en vehículos, locomotoras,
sistemas de señalamiento, etc. que garantizan las ganancias de los gerenciadores
bajo la complicidad del sindicato y la regulación estatal.
Esta situación pone en jaque
no solo las condiciones laborales de quienes trabajan en estas empresas, sino
también de quienes utilizan a diario los servicios. Por esto es que para
garantizar estos negocios millonarios, se sobreentiende que estas mafias
sindicales, de acuerdo con las del Partido Justicialista, se encargan de
articular los distintos modos de represión hacia todo aquel que ose imponerse o
cuestionar este modelo.
Tenemos en nuestras manos
toda la oportunidad de recuperar lo que alguna vez tuvimos en materia
ferroviaria. De construir un medio de transporte relativamente moderno y capaz
de aportar al desarrollo de un país autosuficiente, productivo e integrado a su
continente.
Para ello será indispensable
que los trabajadores en particular y el pueblo en general tome conciencia y
participación en este compromiso. Para arrancar los ferrocarriles de las manos
de los corruptos y traidores de las direcciones sindicales y funcionarios
públicos, que abarcan enormes riquezas a nuestra costa.
Sergio
Tasselli: un estafador de
bajo perfil.
Sergio Tasselli, italiano erradicado en la
argentina hace ya 50 años lidera un pulpo económico que con muy buenos contactos
en los diferentes gobiernos de turno ha lucrado con las privatizaciones de los
´90 y el fraude fiscal.
En los últimos dos años, el grupo Tasselli
lleva desembolsados más de 25 millones de pesos en todo tipo de subastas y hoy
controla cerca de 20 empresas de diferentes rubros. Recordemos que bajo la firma
Metropolitano el grupo Tasselli vacío prácticamente la ex línea San Martín, sin
embargo pese a que le quitaron la concesión para la explotación de dicha línea
en la actualidad Materfer es una de las empresas que han ganado la licitación
para el arreglo y reacondicionamiento de las formaciones.
Este caso no es el único en la historia
estafadora de Tasselli. Edecat, distribuidora eléctrica de Catamarca, empresa
controlada por el italiano fue denunciada por una estafa por $10 millones; entre
los años 1994 y 2002 realizó el vaciamiento de la ex Yacimientos Carboníferos
Fiscales de Río Turbio (YCF) muy cercano al entonces gobernador de Santa Cruz
Néstor Kirchner con quien se reunía semanalmente y por lo que fue denunciado por
las oficinas de anticorrupción por producir pérdidas de 170 millones de dólares
pese a recibir subsidios mensuales por cerca de 2 millones de pesos y la compra
por encima del valor del mercado, de 74 a 78 dólares la tonelada de carbon
contra 32 a
34 dólares que se pagaban en el mercado internacional, por parte del estado, a
su vez fue propietario de la empresa láctea Gándara ex Parmalat desde diciembre
del año 2004 dejando en la calle a miles de obreros de la fabrica, y la lista
sigue.
En la actualidad los negocios
con el estado por un lado y la asociación con los empresario-sindicalistas de
los gremios burocratizados, especialmente los ferroviarios y el energetico, le
permite tener negocios en materiales eléctricos: Electromac y Iate, transporte
eléctrico: Transnea, Transnoa Edecat, distribución eléctrica: Edenor, generación
eléctrica: Sorrento y Centrales Térmica Patagónica, transformadores eléctricos,
petroquímica: Petroquímica Bermúdez, ferrocarril: Metropolitano,
material ferroviario: Materfer, transporte: Trainmet, siderurgia: Acero Zapata y
Grassi, tractores: Agrinar curtiembre: Curticor, supermercados: La estación,
molino: Bruning, etc.
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