Por: Roberto
Amarú
Escribir un documento sobre
Haití nos resulta ante todo un desafío, un pendular en la línea fina entre los
miles de borradores que solo hacen mención a la tragedia y abogan la teoría de
un país pobre y no empobrecido, casi como si esto ocurriera de forma natural o
como dicen muchos mercenarios fruto de la “ineficiencia de los pueblos”.
Pero por otro lado, evitaremos caer en la repetición de tantos documentos
interesantes históricos existentes previos y posteriores a la tragedia.
Pondremos el acento en
conflicto entre el pueblo haitiano como caso testigo
de la intervención imperialista en el patio trasero en particular.
Repaso
histórico de “El mal ejemplo de Haití”
“Los campesinos cultivadores de
arroz, que eran la mayoría, se convirtieron en mendigos o balseros. Muchos han
ido y siguen yendo a parar a las profundidades del mar Caribe, pero esos
náufragos no son cubanos y raras veces aparecen en los
diarios” Eduardo
Galeano.
Así chillaban los presidentes estadounidenses Jefferson
en el siglo XIX y F.D. Roosevelt en el XX,
que no ocultaban su odio por “esa peste de negros independentistas y
abolicionistas que consiguieron su independencia por las armas”. El alza de
las mayorías esclavas contra el poder colonial francés que diera origen a la
republica haitiana, resultaba un mal ejemplo para el resto de las colonias, la
primera nación negra amanecía en Indo America y el imperialismo francés y
británico en primera instancia, y norteamericano en segundo término lo harían
pagar caro hasta nuestros días.
Para entender la realidad del
combativo pueblo haitiano creemos necesario repasar un poco su historia, y
tomamos como punto de partida la conquista de los españoles entierras Indo
Americanas, debemos decir que la isla era conocida con el nombre de
La Española
hasta el año 1697 cuando Francia ocupo la misma. Esta fue re bautizada con el
nombre de Saint Domingue (Santo Domingo), y
debido a su riqueza hizo que los franceses la denominaran “La Perla de las Antillas” ya que
producía el 60% del café y el 40% del azúcar que se consumía para esa época en
toda Europa. Para 1794, la
Convención suprime el esclavismo, el decreto se aplica a la
colonia francesa. Para esa época Francia era gobernada por la
Convención de girondinos y jacobinos. En el 1795
asume la forma de directorio, y ya para 1799 da el
golpe
un conocido personaje de la
historia: Napoleón Bonaparte. Frente a la presiones de los sectores relacionados
con las grande plantaciones en la isla se restablece el esclavismo desoyendo el
decreto mencionado. El isleño Toussaint Louverture en conjunto con miles de
compañeros esclavos, reclaman la Declaración de los Derechos del
Hombre y del ciudadano de 1789, proclamando entonces la Constitución autonomista y
teniendo como respuesta de Bonaparte el envío de su cuñado, el general Leclerc,
para reprimirlos. Louverture, y el pueblo haitiano en general vencen en un sin
numero de batallas a Leclerc. La histórica
victoria frente al impero colonial dio origen a que el 1ro de enero
de 1804 la primera república negra de Indo América sea proclamada. Pero las
luchas continuaron en el seno de la nueva republica hasta 1820, los que eran
esclavos hasta entonces heredaron una tierra arrasada por las devastadoras
plantaciones de caña de azúcar y un país quemado por la guerra feroz, pero
fueron los sectores mas acomodados de la sociedad los que se quedaron con el
poder. Estos sectores que para entonces enfrentaban al pueblo eran los mismos
que los habían usado como carne de cañón a fin de sacarse el lastre francés. Al
mismo tiempo, el Congreso de EEUU prohibió el comercio de sus ciudadanos con
<!--[if !vml]--><!--[endif]-->Haití, colaborando con los bloqueos de Francia y España
a la nación recién independizada. Sin embargo 6 años pasaron para que en 1826 la
incipiente oligarquía haitiana con el objeto del reconocimiento de Francia se
comprometa a pagar 150 millones de francos en oro, cifra equivalente a 21,700
millones de dólares o a 44 presupuestos totales del Haití de nuestros días. Como
dijo Eduardo Galeano el nuevo país nació estrangulado por esa soga atada al
pescuezo por el “daño” de liberarse, y Francia cobró cara la humillación infligida a Napoleón
Bonaparte. Recién para 1893 la economía haitiana logro deshacerse de la deuda
con la consecuente desnutrición de una economía ahogada. Inglaterra hizo lo
propio, pero fue y es EEUU quien se mostró mas duro contra la isla
históricamente. País esclavista por excelencia, recelaba de un país dirigido por
ex esclavos y el ya nombrado Thomas Jefferson se negó a reconocer a Haití.
Recién para 1860, bajo la presidencia de Lincoln, Haití fue reconocida. A este
panorama debemos sumarle que para 1844 Haití pierde el control sobre la
parte
oriental y se gesta la
Independencia de la República Dominicana.
Pasaron 55 años y en
1915, a
un año del inicio de la 1era Guerra Mundial, los marines yankees desembarcaron
en Haití para quedarse diecinueve años, ocuparon la aduana y la oficina de
recaudación de impuestos. La nueva misión civilizadora concluyó en 1934 y con el
botín del tesoro nacional depositado en una cuenta del City Bank norteamericano.
Pero el imperialismo norteamericano tercerizó su control en lo que se conoció como la Guardia Nacional
para exterminar cualquier posible asomo de verdadera independencia. El caso
haitiano no era único en la región ya que lo mismo sucedió en Nicaragua y en la
contigua República Dominicana. El fantasma del comunismo asechaba a gran parte
del globo y era el patio trasero del imperio norteamericano lo que la burguesía
debía cuidar celosamente, ya que para 1957 se habían despuntados un sin numero
de procesos revolucionarios en la región y el mundo, en este momento histórico
nacen los 30 años de dictadura con la obvia colaboración de las fuerzas armadas
norteamericanas, el congreso de Washington y la siempre estrecha relación
financiera de los organismos de crédito internacionales, como con todas las
dictaduras en Indo América.
Tras la muerte del dictador
Duvalier padre a principios de los ´70 lo siguió su hijo “Baby Doc” quien fue
derrocado en 1986 por una rebelión popular. Durante cerca de 30 años que duro la
dictadura los grandes “logros” de la administración fueron en primera instancia
el crecimiento exponencial de la deuda externa que se multiplicó por 17,5 veces.
Para 1986 aumentó, con los intereses y penalidades, a más de 1.884 millones de
dólares, pero la cifra aun sorprende más si analizamos el robo de la familia
Duvalier que suma una fortuna personal, resguardada en cuentas de bancos
europeos y norteamericanos, cercana a los 900 millones de dólares. La deuda
externa haitiana esta en un 80% en propiedad del Banco Mundial y del Banco
Interamericano de Desarrollo (BID). El sometimiento que genera esta situación
hace que hoy en día, bajo la aprobación de estos organismos de crédito, el
gobierno aplique los “planes de ajuste estructural”, maquillados como
“Documentos Estratégicos para la Reducción de la Pobreza ” (DSRP) para generar
cierto margen económico a fin de cancelar los pagos derivando el dinero a la
burguesía financiera, en vez de invertirse en el empobrecido pueblo trabajador.
Pero las “virtudes” de la dictadura pro imperialista no terminan en la deuda
externa, la masacre de 30 mil compañeros. Otra “virtud” de esta dictadura fueron
las medidas liberales iniciadas en este proceso y continuadas posteriormente que
generaron la inundación de miles de productos del exterior, principalmente
norteamericanos, destruyendo las pequeñas economías campesinas, y la consecuente
migración masiva del campo a la ciudad. El resultado es que por ejemplo para el
2008 Haití importa el 55% de los alimentos, y la perdida de la autonomía
alimentaria genero el mismo año lo que se conoció como los “motines del hambre”
en la isla.
Pero los últimos 20 años de la
isla no fueron más tranquilos en el país más empobrecido de América, con cifras
similares al de los países más atrasados del mundo. Se vive un proceso de
inestabilidad de las instituciones burguesas producto de la
desigualdad estructural y hambre generalizado, en un pueblo con histórica
tradición de lucha, lo que generó que en el lapso antes nombrado 17 presidentes
pasaran por el sillón del ejecutivo. Algunos “de facto”, otros provisionales y
algunos elegidos por medio del voto, pero ninguno de los sirvió a los intereses
del pueblo trabajador, siempre opuestos a los intereses imperiales regidos
históricamente en la isla y en todo el mundo.
Es por demás
importante resaltar lo ocurrido durante las
4 asunciones del presidente Aristide respecto del resto de las administraciones.
Sobre todo los sucesos después de la primera presidencia (1991, 1994 a
1996) y la última (2001 a 2004), que culminaron con el golpe de 1991 y 2004
respectivamente, debido a sus particularidades que hacen a la realidad
actual.
Conocida es la alianza de los
Estados Unidos de América y Francia para defender sus intereses
imperialistas en el Caribe. De diferentes formas han desestabilizado el país
para derrocar las administraciones que salgan de la raya de sus intereses, se
han creado grupos armados dirigidos por el antiguo oficial golpista Guy Philippe
después de haber dado también vida a una oposición de conveniencia ligada y
comprometida con el antiguo financiero de la dictadura Duvalier: André Apaid.
Justamente quien estuvo a cargo de las desestabilizaciones durante la década del
90 en la isla, fue el norteamericano Caleb McCarry quien hoy dirige la llamada
“Comisión de Ayuda a una Cuba Libre”
a
fin
de desestabilizar el gobierno cubano para
anexarlo al territorio yankee, designado por la secretaria de Estado Condoleezza
Rice y el ex presidente G.W. Bush. Este nefasto personaje provocó el secuestro y
la grotesca remoción del presidente haitiano Jean-Bertrand Aristide, usando a
activistas políticos vinculados a los Duvalier y una tropa de mercenarios y
delincuentes, en una operación sucia manejada por los círculos de extrema
derecha del Partido Republicano norteamericano.
El entonces cura salesiano
Jean-Bertrand Aristide, elegido en el año 1990, fue el primer presidente electo
por las urnas en la historia de su país. René Préval, actual presidente, fue su
Primer Ministro. Las mínimas medidas populares por parte de la nueva
administración fueron motivo suficiente para que sea ejecutado el golpe de
estado el 30 de septiembre de 1991, provocando el exilio de Aristide a los EEUU.
Allí despertó el apoyo de la población afroamericana estadounidense, mientras
que de forma opuesta el régimen militar en Haití se consumía en una
impopularidad generalizada. Este hecho condujo a la nueva administración Clinton
a romper con la medida de la administración anterior, Bush padre, que llevo a
una intervención militar directa insostenible y a negociar un tratado con la
isla. La misma no cambio en nada las condiciones de vida del pueblo haitiano y
mantuvo el sometimiento de Haití a los intereses del imperialismo. En
1994 al tiempo que Washington organizó la salida de la junta militar y el
regreso del presidente electo a la administración, puso como condición de
continuidad a la administración de Aristede el no exacerbar la lucha de clases y
más bien de reconciliar ricos y pobres; de no volver a criticar y estigmatizar
el capitalismo como un “pecado mortal”, pero sobre todo aplicar religiosamente
las recomendaciones económicas del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Este fue el fin de las intentonas
progresistas de las administraciones haitianas, los nuevos gobiernos electo e
interinos fueron consecuentes con las recomendaciones impuestas por el enemigo
del norte y sus aliados europeos. Fue así como también entraron en juego los
conocidos intelectuales franceses como Régis Debray y Veronique de
Villepin-Albanel, quienes jugaron un papel en la desestabilización de la
administración progresista haitiana presionando la renuncias consecutivas del
Aristide, tanto en el primer como en el segundo mandato a favor de los intereses
burgueses en la región y confusión del pueblo. Vale recordar la consecuente
historia a fin a lo intereses burgueses que uno de estos, Régis Debray, tiene en
su haber. Internacionalmente acusado de haber delatado la posición del Che en
Bolivia, como así también la enorme cantidad de publicaciones contra
la Revolución
cubana, en la que se encuentra su “obra maestra” titulada “Revolución en
la
Revolución ”.
Para el segundo mandato de
Aristide dejo su cargo en el 2004 bajo la amenaza de los fusiles M-16 y en
presencia de James B. Foley, embajador de los EE.UU. y de Thierry Burkard,
embajador de Francia, firmando una declaración de demisión preparada con
anticipación por los golpistas “a fin de evitar un baño de sangre”. Fuerzas
Especiales lo conducen al interior de un avión blanco, sin matrícula, con
destino a Bangui, capital de la República
Centroafricana en donde lo esperan agentes franceses de la
seguridad.
Este episodio forma parte de la
política estadounidense de colonización militar y económica del continente, a
través de los distintos métodos ejecutados según la conveniencia: intervenciones
militares, bases, asesores militares ejercicios conjuntos, Guardia Nacional,
Golpes de Estados cívicos o militares, Plan Colombia, Iniciativa Regional
Andina, Plan Puebla Panamá, Proyecto ALCA, TLCAN-NAFTA, tratados bilaterales,
Tratado Centroamericano de Libre Comercio (CAFTA), y tanto otros. Pero la
particularidad de la intervención imperialista en la isla, desde el 2004 hasta
los días previos al terremoto, fue la tercerización del control militar de la
isla, ya no por medio de una Guardia Nacional como a principios del siglo pasado
sino mediante un organismo internacional dirigido por las Naciones Unidas. Las
llamadas MINUSTAH, Misión de Estabilización de las Naciones Unidas de Haití, no
son otra cosa que la nueva intervención yankee en la isla, en la que tropas de
diferentes países de la región, comandadas por el sub-imperio Brasil, se
encargan de asesinar a centenares de personas para reprimir el descontento y
organización del pueblo. Se estima que la MINUSTAH ha asesinado a más de
15.000 haitianos desde el inicio de la ocupación, pero una de las ultimas
muertes selectivas momentos previos al conocido terremoto fue la del intelectual
Anil Louis – Juste, asesinado al salir de la Universidad, autor entre otros de
libros como “Haití y su lucha por la vida" o "Haití: La ocupación
militar y la tercerización del Imperialismo" que denuncian los accionares
genocidas del imperialismo en la isla. Su muerte no es casual, su voz
significaba una molestia para mantener el equilibrio burgués en la empobrecida
isla.
La actualidad de un pueblo empobrecido y
ocupado.
¿Por qué es Haití un país
empobrecido? Bastaría con ver las cifras oficiales que enunciamos más abajo para
comprender la pobreza por la que atravesaba antes del sismo. En este caso el
desarrollo desigual genera que, junto con Nicaragua, sean los dos países de Indo
America con mayor diferencia entre los que más poseen y los que nada tienen. Los
datos objetivos muestran lo siguiente: Haití es un país que cuenta con más de 9
millones de habitantes, más de la mitad de la población es rural, el 95 % de
ellos son negros; un 47 % analfabetos en personas mayores a los 15 años. Las
riquezas de Haití están concentradas en manos de burgueses que representan el 10
% de la población total, alzándose con el 47 % de la renta, mientras que el 80 %
de la población vive por debajo de la línea de pobreza, lo que equivale a vivir
con menos de 1 dólar diario por persona, aunque también esta el 10 % restante
que es más pobre aún.
El terremoto terminó
con la vida de más de 300.000 habitantes del pueblo haitiano que se suman a los
miles de sobrevivientes mutilados y también aquellos que contrajeron distintas
enfermedades por el tiempo en que se demoraron los rescates. Los resultados son
producto de un territorio arrasado, sin infraestructura para hospitales y
viviendas, con hambre, miseria y heridos que se encuentran por todas
las calles de Puerto Príncipe.
¿Se pudo evitar tantas
muertes? Hace seis meses
atrás en Honshu, Japón, un sismo de la misma magnitud provoco tan solo un muerto
y un herido, ya que la infraestructura anti sísmica elaborada en este país prevé
la posibilidad de sismos debido a la ubicación geográfica de la isla. Pero si
nos referimos a nuestro continente, cabe hacer la comparación entre un país
eminentemente capitalista (colonial) como Haití y Cuba después de
la Revolución.
Para el 2008 las
dos islas sufrieron los cuatro mismos huracanes tropicales (Ike, Anna, Gustav y
Fay) pero las consecuencias fueron muy distintas, mientras en la desprovista
Haití causaron setecientas noventa y tres muertes, en la Cuba organizada para casos de emergencia
sólo cuatro. A estos datos debemos sumarle que el 50% de las viviendas en la
isla están construidas precariamente sobre pendientes o polder de
basura.
Varios fueron los
países que hicieron llegar su ayuda y solidaridad, pero la misma no alcanza para
poner en pie nuevamente a la desvastada Capital. Cuba toma la posta con la ayuda
sanitaria, los médicos cubanos están dando
atención con un promedio de seis a siete mil pacientes diarios y varias docenas
de cirugías al día, dicha delegación ha tratado 20 veces más pacientes que todo
el equipo estadounidense. La
solución en vista en primer instancia son dos: por un lado esta la financiera
que tiene al FMI y BID (el mismo que posee el 40% de la deuda externa actual)
como principales agentes de “ayuda”. El FMI demostró su “humanidad” prestando la
suma de 114 millones de dólares a cobrar
dentro de cinco años y medio sin que se acumulen intereses durante dicho
período, mientras que el BID ya paso la factura y cotizo en mas de 14.000 millones de dólares los costos para
reconstruir casas, escuelas, calles y demás infraestructura. Todo señala que las
nuevas recetas de la burguesía financiera cierran perfecto en el negocio
inmobiliario, las ganancias por intereses de los préstamos, y un futuro de la
economía haitiana aun más empobrecido por semejante acumulación de más y más
deuda.
Pero la otra cara de la “solución” es el papel que
esta ejerciendo los EEUU al invadir la isla. Una vez más enviaron de manera instantánea a
20 mil soldados de ocupación norteamericanos, cuando las
necesidades inmediatas eran salud y alimentación. Fuerzas
armadas que se suman la
MINUSTAH para reestablecer el orden, evitar saqueos y desmanes
por parte del pueblo trabajador que puede confrontar de manera directa con la
elite haitiana que goza de buena comida, agua potable y salud. Pero sobre todo
la presencia de las fuerzas armadas yankees tiene una función geo- estratégica
en el entendido de la isla como plataforma de operaciones en la
región.
Aunque pasen los años el
imperialismo como fase superior del capitalismo mantiene las mismas recetas en
todo el mundo: explotación, invasión y muerte. Mucho se podrá escribir y decir
sobre la dolorosa realidad de esta isla, antes y después del terremoto, pero si
no atacamos con firmeza su equilibrio desigual burgués, que obviamente no es
cuestionado por ningún país ni intelectualidad capitalista, todo análisis será
un mero palabrerío que conducirá a soluciones truncas y medias tintas que
favorecen a los sectores explotadores. En un país que tiene y tenia riquezas
naturales, que exportaba a diferentes países del mundo, que se autosatisfacía en
las necesidades básicas de alimentación pago caro el precio de ser la primer
Revolución de America, y fue el imperialismo quien se encargo de destruir la
isla devolviendo la ofensa recibida.
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