Se cumplen 200 años del primer intento de
libertad de los pueblos de Indo América. El fallido intento se gesto por la
debilidad y soledad de los revolucionarios, como así también del poder del
enemigo. Durante los 200 años de historia argentina se gestaron miles de
enfrentamientos entre el pueblo y su clase obrera contra las injusticias
cometidas por los dueños de la tierra y los medios de producción. Desde los
orígenes de la conquista en esta tierra, pasando por la resistencia de los
pueblos originarios en la campaña del desierto, la Patagonia rebelde, la semana
trágica, los primeros intentos de organización por parte de los inmigrantes
comunistas, socialistas y anarquistas, la resistencia al fraude patriótico
protagonizado por la oligarquía terrateniente, la lucha de los estudiantes
universitarios, la consecuente resistencia de los pueblos a las
sucesivas dictaduras militares, la organización de la clase en los gremios y
participación activa en las centrales obreras, la resistencia peronista, la
lucha de los cañeros del norte y los hacheros de Santiago, el cordobazo,
villazo, viborazo, tucumanazo y demás “azos” protagonizados por una clase obrera
que iba forjando su vanguardia, la creación de organizaciones revolucionarias
insertas en el pueblo, las coordinadoras internacionales revolucionarias, la
resistencia contra la última dictadura militar, el santiagazo, la lucha contra
las embestida privatizadora de los ´90, la insurrección de diciembre del 2001, y
tantas otras más que forman parte de la gloriosa historia de lucha de nuestro
pueblo en estos 200 años, que no figuran en la agenda recordatoria ni manuales
de historia nacional burguesa.
Sin embargo, la clase dominante hace rato
que viene anunciando todo tipo de medidas en relación al bicentenario.
Bicentenario que esta más asociado a la dominación burguesa que a la historia de
nuestro pueblo. Las condiciones de vida en las que estamos sometidos no ameritan
ninguna clase de celebración, ¿qué estamos celebrando en estos 200 años?; ¿una
desocupación que supera el 20%?; ¿el hambre de nuestro pueblo?; ¿la falta de
atención medica, educativa y de transporte de calidad para todos?; ¿la entrega
de nuestro recursos naturales?; ¿la sumisión al FMI, Banco Mundial, Club de
Paris y de mas timberos del mundo?; ¿la represión como respuesta a cada uno de
nuestros reclamos de justicia?. El bicentenario de dominación burguesa nos
encuentra con pocas razones de festejo.
Una vez más la clase dominante nos impone
un festejo que no nos corresponde, un cumpleaños ajeno que se celebra con
nuestro dinero, con el costo de la explotación a la que estamos sometidos todos
los días.
La economía argentina camina
temblorosamente en las aguas pantanosas de la crisis financiera internacional.
Las recetas ya conocidas por el pueblo argentino; achicamiento del estado,
flexibilización laboral, en fin, aumento de la tasa de súper explotación y
opresión, se están aplicando en el costado más flaco del imperialismo europeo.
Lejos quedaron los anuncios de crisis superada y más lejos aun “el milagro
español”, cuando intentaban vendernos la hazaña de la emergente “potencia
española”.
Como veníamos analizando en las
anteriores publicaciones, la crisis financiera internacional rompe los mercados
más débiles de la cadena capitalista. La Argentina , estado capitalista y
socio menor de la burguesía financiera internacional, pagó, paga y pagará una
vez más las consecuencias de la timba financiera más temprano que tarde.
En el marco de un sistema en crisis, cada
facción de la clase dominante busca la salida política que mejor convenga a sus
intereses, y es ahí donde se encuentran las contradicciones como ocurrió en las
últimas semanas con la cotización del peso respecto del dólar. Los grandes
pulpos financieros que apuntan su producción a las exportaciones, como el caso
de las grandes autopartistas, apuestan a un dólar muy alto, de manera que los
costos de producción sean más bajos, las ventas aumenten y de esta manera
garantizar su tasa de ganancia, mientras que para la pequeña burguesía la sobre
valoración del dólar les complica la importación de materiales necesarios para
la producción. Es por esto que el Estado capitalista garantiza la tasa de
ganancia subvencionando la producción con el dinero del
pueblo.
Así también, se notan diferencias en
cuento al pago de la deuda externa. Pero en ninguno de los casos la diferencia
radica en el no pago a la deuda. La burguesía en su conjunto responde de manera
unánime, mediante sus políticos y medios de comunicación, la necesidad del pago
de la deuda. La diferencia está, como decíamos en la edición anterior, de dónde
se saca el dinero para pagarla. Ahora también existe otra diferencia, mientras
que en análisis de la década del 90 el pago de la deuda, y el endeudamiento con
los organismos de créditos internacionales se las veía como políticas de
relaciones carnales con el imperialismo, el gobierno “nacional y popular” y sus
aliados en la cruzada, intentan hacernos creer que es una medida casi patriótica
o de gran importancia para el pueblo trabajador. Lo que nos preguntamos es desde
cuando legitimar una deuda fraudulenta, beneficiar a los especuladores, inyectar
dinero en un sistema en crisis por su propia especulación y acordar futuros
endeudamientos con los mismos organismos de créditos internacionales, que hoy
estrangulan a la clase en todo el mundo, es una medida progresista.
La disputa por la carroña del poder y la
búsqueda de salvaguardar la sacrosanta tasa de ganancia genera chispazos en los
diferentes frentes. Hoy convivimos con la mentira de que en la argentina se
encuentra en disputa el modelo golpista contra el oficialismo democrático.
Antagonismos falsos, cuando sabemos que las dos partes representan a la clase
dominante, y que esta demostrado que tantos unos como otros reprimen al pueblo
cuando se organiza demostrando quienes somos los verdaderos opositores a sus
intereses comunes. En la argentina de los derechos humanos se aprueban leyes
represivas como la ley antiterrorista, la baja de la imputabilidad de los
menores criminalizando la pobreza y demonizando a la juventud, sumado a la
modificación del código contravencional. En la argentina de los derechos humanos
se reprime a los compañeros que luchan contra la minería a cielo abierto, se
profundiza el clientelismo, se favorece la política de concentración de
capitales y reducción del empleo, se liquida el patrimonio nacional, y se somete
a procesamiento a más de 6mil luchadores populares. En la argentina de los
derechos humanos se legaliza la timba financiera, se legitiman los sindicatos
conducidos por la burocracia, se modifican los índices de estadísticas y censos,
la inflación come nuestros salarios, y se mercantiliza la educación, la salud y
el alimento. En la argentina de los derechos humanos se militarizan las
barriadas, se rotula de golpista cualquier medio que no adopte posturas
oficialistas y se cooptan militantes de derechos humanos, intelectuales y
personajes reconocidos para mostrarse distintos.
Nada, absolutamente nada de eso debemos
creer. Solo la verdad es revolucionaria, y la verdad indica, como decía un héroe
de principios del siglo XIX como lo era Artigas “que de nada debemos depender
sino de nosotros mismos”. Unos y otros tienen los mismos intereses para la clase
trabajadora y el pueblo en general: explotación, opresión y muerte. Mismos
intereses que motivaron la política de dominación en estos 200 años. La clase y
los aliados del pueblo debemos dar respuesta cada uno de nuestros problemas,
desde las de orden más inmediato entendiéndolas como los primeros pasos en la
construcción de doble poder, hasta las de características estratégicas hacia la
construcción de un estado obrero y popular, por la segunda y definitiva
independencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario