Organizarse
para terminar con la explotación
Allá por 1886 los obreros exigían ocho
horas de trabajo, ocho horas
de educación y ocho horas de descanso. Reivindicaciones por las que murieron
hombres y mujeres de nuestro
pueblo. El 1 de mayo fue tomado por la clase trabajadora como su día, un
día de lucha que recordaba año a año el aniversario de los mártires de Chicago, quienes
fueron ahorcados luchando por el amor que tenían por su clase.
Pero el motivo de la lucha no era solo la jornada de ocho horas,
no solo se exigía mejores condiciones laborales y mayores salarios, se levantaba
la voluntad de
terminar con las patronales y su sistema de dominación y explotación de la clase
obrera. Se proclamaba la necesidad de unir a los trabajadores, de construir una sociedad de hombres
libres, emancipados, una sociedad Socialista.
Con el correr de los años la patronal no
ceso en sus ataques contra
el pueblo, y las jornadas de ocho horas las perdimos y los puestos de trabajo
los perdimos. La
desocupación y la miseria se incrementaron, mientras que las riquezas fueron a
para a unos pocos.
La necesidad de luchar por mejorar nuestras condiciones es una
causa no solamente justa, sino necesaria para los trabajadores. Pero como
en aquel entonces los
puestos de trabajo, y las mejoras de las condiciones de vida en general, no son
mas que un primer escalón en la necesaria construcción de una sociedad distinta, sin explotados ni
explotadores, donde el hombre sea el fin en si mismo, y no el
medio con el que unos
pocos se enriquecen.
Para ello es necesaria la unidad de los
que quieren luchar. Los puestos de trabajo, los barrios y las universidades son los escenarios donde haremos
nuestra escuela de lucha. Despojados de dogmatismos y sectarismos, y con el absoluto protagonismo de
la clase trabajadora, debemos forjar y construir la necesidad
histórica de la humanidad: la sociedad
socialista.
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