Los datos que indican la realidad
del pueblo trabajador colombiano muestran a las claras la penuria que padece. La
desigualdad histórica a favor de las minorías dominantes se vio agravada en los
últimos años por el accionar del gobierno lacayo del imperialismo de Álvaro
Uribe Vélez, conocido por su relación con la oligarquía terrateniente, sus
contactos con el narcotráfico y los grupos paramilitares, que finalizará en
agosto, luego de 8 años de mandato.
Hoy Colombia es el 4to país con mayor riqueza hídrica del mundo, pero
sin embargo mueren anualmente 20.000 niños menores de 5 años por
falta de agua potable. Por algunas agencias de estadísticas es considerado el
país más desigual de todo el continente, y ocupa el puesto número 11 en el
mundo. Con la riquezas concentrada en muy pocas manos la mayoría
muere en la miseria, y en las 13 ciudades principales el desempleo supera a el
13,1 por ciento de la población mientras que el otro 58 por ciento está en la
informalidad.
Colombia es denominada “la
democracia más antigua de America”, nombre que algunos le otorgan debido a que
no tuvo tantas interrupciones militares como el resto del continente. Sin
embrago, este no es mas que una nueva mentira de las clase dominante y sus
voceros, que intentan dar aire de democracia en un pueblo que también padeció y
padece los mecanismos de dominación de la clase dominante mediante el aparato
del estado. Si bien no fueron ejecutados directamente bajo un ejecutivo cooptado
por las Fuerzas Armadas, las políticas desarrolladas no distan ni un centímetro
en los planes de una dictadura militar, aunque con rostro “democrático”. Un
ejemplo claro de esto es la administración del Álvaro Uribe autodenominada
“doctrina de
seguridad democrática”, que bajo la intervención directa de la Casa Blanca
norteamericana vía Plan Colombia, se destinaron y destinan miles de millones de
dólares provenientes de prestamos y el tesoro nacional en la militarización del
país. Hoy un grueso del presupuesto anual es destinado a las fuerzas armadas en
una guerra que la burguesía denomina preventiva contra el
“enemigo interno” o “lucha contra el terrorismo”. Esta intervención por parte
del estado colombiano y las fuerzas paramilitares coloca al país en
el segundo lugar con más desplazados
internos del mundo, cerca 4,5 millones de colombianos desplazados
del campo a la ciudad.
El actuar de
las fuerzas armadas y grupos paramilitares afines a los intereses de los grupos
económicos mas poderosos asentados en los campos y ciudades de Colombia tienen
un único enemigo: el pueblo organizado. La realidad muestra que la política
desarrollada esta lejos de tener como objeto la lucha contra el narcotráfico,
los datos demuestran que la producción de estupefacientes en la zona aumento
enormemente desde la puesta en marcha del plan Colombia. Durante los años de
lucha de las FARC-EP, ELN y el ya desarticulado M-19, las reivindicaciones que
las organizaciones hermanas levantaron aun no están conquistadas. Pero fue el
proceso de organización, el avance en el control territorial y la inserción en
las grandes ciudades lo que determino la militarización del país y la
intervención directa del ejército imperialista. Hoy las organizaciones
revolucionarias antes nombradas deben enfrentar directamente al ejército
norteamericano que se ubicará en las 7 bases militares recientemente otorgadas
por el gobierno de Uribe, y que reforzarán el accionar de las FFAA colombianas y
los paramilitares.
El despliegue mediático por parte de la
burguesía para demonizar las organizaciones revolucionarias, y la justicia de su
lucha, no lograron barrer bajo la alfombra las consecuencias de los crímenes
contra el pueblo. En las ultimas semanas salieron a la luz algunos datos sobre
la desaparición de 38 mil 255 personas en los últimos
tres años. El mismo informe de Medicina Legal señala que en el 2009 fueron 18
mil 236 los casos de personas desaparecidas, y en el 2008 la cantidad fue de 15
mil 696 personas, mientras que en el 2007 fueron 4 mil 323 desaparecidos. Lejos
de decrecer la cifra de asesinatos contra el pueblo, también se conocieron
testimonios sobre los hornos de Medellín donde se queman a los cuerpos, algunos
aun con vida, o la fosa
común mas grande del continente ubicada en el limite con Ecuador en el
departamento de Meta, zona de amplio control de las FARC, donde desde 2005 el
ejército ha estado enterrando al menos 2000 cadáveres. A esta política de
terrorismo de estado, en la cual esta íntimamente ligado el actual ministro de
defensa y favorito en las próximas elecciones presidenciales Santos, se le suma
un nuevo plagio el de los "falsos positivos". Este nombre es el
que tienen los casos de asesinatos de civiles por parte del Ejército
Colombiano y fuerzas paramilitares que intentan hacerlos pasar por guerrilleros
muertos en combate, a fin de justificar los crímenes y difundir su “efectivo”
accionar contra las fuerzas revolucionarias.
La doctrina de seguridad democrática
allano el camino hacia las conquista patronales, desprotegió al trabajador en
general, quito a sangre y fuego a los campesinos de sus tierras, destruyo los
planes de educación superior y concentro el capital en aun menos manos, y todas
asociadas a capitales trasnacionales. La desorganización de la clase se ve
agravada por la persecución sistemática por parte de las fuerzas represivas,
dirigentes estudiantiles, campesinos y obreros son asesinados por el gobierno.
Desde agosto del 2002 momento en que
sumió Uribe han asesinado a 527 dirigentes obreros, y en lo que va de 2010 son
18 los sindicalistas asesinados. Pero a la política de desarticulación de la
clase, se le suma la de destrucción del aparato productivo local. Producto de la
crisis diplomática con los países vecinos, Ecuador y Venezuela, principales
socios comerciales de Colombia, la administración estrecho su dependencia al
mercado norteamericano y seguido de este el reciente Tratado de Libre Comercio
(TLC) firmado con la Unión
Europea , pese a la negativa de los sectores productivos
locales.
En este contexto la carrera hacia el
sillón presidencial se encuentra vacía de contenido a favor de las mayorías
explotadas. Ninguno de los personajes que se postulan hace mención sobre los
temas que realmente le importan a la población y que en definitiva son el origen
del conflicto armado en el país. Todos, como buenos fieles a la clase dominante
que los catapulta hacia el ejecutivo, hacen buena letra en sus discursos y
propuestas. Ni las ejecuciones extrajudiciales, ni los falsos positivos, ni la
desaparición y desplazamiento forzados, ni la persecución a los defensores de
derechos humanos, ni la libertad de expresión, ni tantas otras cosas importantes
para el pueblo forman parte de sus discursos hacia el ejecutivo. Mucho menos
sobre cómo resolver la crisis en las relaciones internacionales, el problema del
desempleo, miseria, la aplicación de medidas que protejan al trabajador
y mucho menos se refieren a las siete bases militares norteamericanas.
El festival como casi siempre tiene pocas
opciones para el pueblo, y una vez más se pone como modelo de democracia la
elección de dos candidatos que defienden los mismos intereses. Mucho no se puede
agregar sobre a quien representa el preferido de Uribe y oficialista Juan Manuel
Santos. Sin embargo, en las últimas semanas la prensa colombiana habla de la
revolución verde haciendo referencia al aspirante Antanas Mockus, del Partido
Verde, quien hoy disputa cabeza a cabeza las intenciones de voto con Santos.
Mockus, ex alcalde de Bogota y rector de la Universidad Nacional , es
hoy la cara del mal menor para el pueblo colombiano, sin embargo en su archivo y
en su discurso muestra sus raíces pro patronales e imperialistas. El mismo que
hace unos días salio a apoyar a Uribe por la firma TLC, anuncia la continuidad
de la política privatizadora, y entre ellas del sistema de salud. En sus épocas
de Alcalde privatizo empresas
estratégicas como son la
Empresa de Tecomunicaciones de Bogotá y la Empresa de Energía de Bogotá, y
afirmo que de asumir el ejecutivo respetará los privilegios adquiridos por los
grupos económicos durante la administración de Uribe, a su vez de vender un 15% de la petrolera
estatal, ya que defiende la idea de que el capital privado traerá inversiones y
tecnología, aunque sabemos bien quien termina pagando los gastos de las
explotaciones privadas. En una entrevista realizada hace poco Mockus expreso
cual seria su política en materia de defensa y relaciones exteriores, la cual no
dista en absoluto con la uribista: “la presencia de la
policía y el ejército tiene que mantenerse. El trabajo de inteligencia y de uso
muy racional, muy preparado y muy calculado de la fuerza para debilitar a las
FARC tiene que seguir. No vamos por ningún motivo a confundir a la sociedad con
un retroceso hacia etapas donde la salida se veía como la negociación” y
continuo diciendo “Colombia no puede amarrarse las manos en materia de lucha
antinarcóticos. Y claramente el principal consumidor de droga es Estados Unidos
y es el principal socio de Colombia en la lucha contra las drogas. Y nosotros
necesitamos contar con la presencia en territorio colombiano de naves
norteamericanas, de tripulaciones, de contratistas norteamericanos, en una
escala que está regulada por los acuerdos. Sin las bases el país sería
probablemente presa de las FARC o de la alianza
guerrilla-narcotráfico”.
Nada nuevo bajo el sol de Indo America,
los candidatos de siempre representan a los enemigos de siempre. Los miles de
hombres y mujeres que mueren bajo las balas de la clase dominante no encontraran
hoy justicia en las urnas, y Colombia no es la excepción. La política de
seguridad democrática parece encontrar su continuidad independientemente de
quien gane las próximas elecciones. Los problemas que padece el pueblo
colombiano son el producto de un sistema de injusticia, que favorece la
concentración de mucho en unos pocos, y mientras eso suceda los pueblos tenemos
el derecho y la obligación de luchar revelándonos contra la injusticia, por la
verdad y un futuro mejor.
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